jueves, julio 16, 2009

Juego de niños


El código Hayes de cine o el CCA en los cómics no lo hubieran permitido. Por eso en el mundo hay buenos y malos. Policías y ladrones. Soldados y guerrilleros. Espías y terroristas. Y el cine, los cómics o la literatura (visión ingenua) son reflejo de la vida. Entonces, uno de los involcrados en esa trama no puede hablarle al otro, por medio de un tercero, para decirle: "qué onda, hay muere, ¿no? Vamos a negociar. Esto está como que muy injusto". La cuestión es que la vida contemporánea nos ha enseñado varias cosas: una, que ya no se sabe quiénes son los buenos y quiénes son los malos; otra, que la vida real resulta más inverosímil que la ficción.

Según esto, un narco llamado Servando Gómez (a) La Tuta, supuesto capo del grupo de La Familia MIchoacana, llamó a un programa local de televisión michoacana CB TV para ofrecer/pedir una negociación con el gobierno de Felipe Calderón. En el mensaje afirma que no están contra el Estado, sino únicamente contra la PFP, la PGR y Genaro García Luna. Que al ejército lo respetan. Que al presidente lo respetan (y quieren "trabajar" con él). Que es necesario (véase hasta donde ha llegado la retórica politiquera) "generar un pacto nacional". "Estamos abiertos al diálogo", dicen que dijo el personaje en cuestión.
          Horas después salió el Secretario Gómez Mont a afirmar tajantemente que no se va a negociar con las organizaciones delictivas y que se preparen porque no habrá tregua. Y todas las cosas que ellos creen que nosotros les creemos.

Esta coyuntura nos deja con varias opciones de interpretación, de las cuales haré un pequeño ejercicio de ficción:
          1. El que habló realmente era el capo y lo hizo precisamente para pedir lo que pidió. Es decir, les están lloviendo los cocolazos rico y sabroso y lo único que quieren es que el gobierno le baje. Se sintoniza con el discurso político que impera hoy en día en el país y se muestra "dispuesto a negociar". Total, si los partidos políticos pueden, porque nosotros no, dicen que dirían.
          2. El gobierno le pidió al capo que hiciera esa llamada para que diera la impresión de que de verdad le están zumbando por todos lados. Acto seguido, el gobierno se retira de la entidad (en los medios queda la imagen del capo chillón y del gobierno incólume). La Familia recupera su territorio y todos felices.
          3. Los alcaldes de Michoacan y personajes sobresalientes de la vida política (léase el hermano incómodo [elegido para puesto de representación, por cierto]) le pidieron al capo que, por favorcito, les dijera a los medios que ellos no tenían ninguna relación. Que se viera cuate después de que le prestaban sus ranchos para guardar sus "cositas". Y el otro fue y lo hizo.
          4. Es un compló.

La cuestión es que todo el cuadro parece el de un juego de niños en el cual uno de los involucrados ha decidido que el otro no respeta las reglas. Y se queja. Y lo hace como si de verdad los demás no supiéramos lo que se ha construido en este país durante cien años de "gobiernos revolucionarios" y "gobiernos del cambio": una corrupción tan poderosa que traspasa todos los órdenes de la alta jerarquía. Las víctimas siempre serán gente de a pie. Cualquiera que sea la razón de la llamada, es claro que los únicos que salen perdiendo, son los ciudadanos. No creo que de verdad los narcos quieran negociar. Y tampoco creo que las autoridades estén ganando esa guerra atroz e injusta con los más desprotegidos. Al final resulta que todo es como un juego de niños: un enorme simulacro en el que todos fingen hacer lo que tienen que hacer.

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