martes, junio 22, 2010

Presentación de Nostromo, número 3

Frontera. Relaciones y fracturas
TIMÓN
Editorial


NUDOS
Coordinación:
Carlos González Herrera y Sara Ortelli

Frontera. Relaciones y fracturas
Carlos González Herrera y Sara Ortelli

La frontera como noción fundadora de un proyecto de estado-nación en Argentina y en Estados Unidos
María Victoria Crespo

Fronteras de la guerra y guerras fronterizas en Hispanoamérica, siglo XVIII
Diego Andrés Ramírez Giraldo

De vándalos, godos y apaches. La frontera y el enemigo en el norte novohispano colonial
Sara Ortelli

El tema del cautiverio en Esteban Echeverría y Mauricio Rugendas
Martha Delfín Guillaumin

Volviendo a erigir fronteras. La ofensiva mediática contra los pueblos originarios de Argentina
Florencia Roulet

La cuenca amazónica: una frontera de larga duración
Juan Sebastián Gómez y Jacques de Novión

La frontera México-Estados Unidos: un poco de historia para el debate actual
Carlos González Herrera

Pasajes fronterizos: Ciudad Juárez, de ciudad preindustrial (tradicional) a la industrialización tardía
Luis Alfonso Herrera Robles

Poblaciones a través de las fronteras: raza, trabajo, migración y soberanía en el mundo contemporáneo
Aviva Chomsky

Buscando grietas. El desafío de la ley internacional de derechos humanos al muro fronterizo Texas-México
Denise Gilman

A nosotros sólo nos está dado destruir la telefísica… Entrevista a Heriberto Yépez
Fernando Hernández González

Fronteras / intersticios / diversidades
Epistemología, colonialidad y frontera
Alejandro De Oto

Frontera y raza
Julio Esteban Vezub

Istmania: fronteras absurdas, fronteras reales, fronteras mortales
Guillermo Fernández Ampié

Fronteras y territorios
Pedro Navarro Floria

Frontera y arte. La estética rascuache
Paulina Sánchez

Vaqueros contra charros: México en la frontera
Juan Carlos Ramírez-Pimienta

La puesta a prueba del dispositivo: fronteras cinematográficas
Diego Zavala Scherer

Fronteras emocionales
Manuel Cuautle

NAVEGACIONES
POLÍTICA

Cuatro hipótesis y un corolario en torno al golpe de estado en Honduras
Kristina Pirker y Omar Núñez

Los hechos del 1º de marzo de 2008 en Sucumbíos, en el contexto de la internacionalización del conflicto interno colombiano
Sandra Cendejas Grimaldo

Lo viejo y lo nuevo: revuelto y entreverado. Breves notas e interrogantes sobre Bolivia en el 2010
María Laura Ise

Tensiones de un matrimonio de conveniencia: El gobierno de Mauricio Funes y el FMLN en El Salvador
Kristina Pirker

Empobrecimiento del discurso educativo
Florencia Addiechi

LETRAS
Del texto a la imagen: lugares de la verdad en la historieta. Una lectura de Alack Sinner, de José Muñoz y Carlos Sampayo
Federico Reggiani

El campo de la producción, edición y distribución de historietas realistas en Argentina entre 2003 y 2009
Pablo Iván Lomsacov

El caso Mafalda, como experiencia de los límites
Lucas Berone

El eternauta: las relaciones entre conocimiento y poder en las partes primera y segunda de la historia
Sebastián Gago

Desde Amos Oz hasta mi abuela: Apuntes para una teoría de los desvíos literarios
Liliana Lara

CUADERNO DE BITÁCORA
Apuntes de una Habana en extinción
Edgardo Dieleke

Comprendiendo a Cuba
Arantxa Tirado Sánchez

Instantáneas personales desde Cuba
Édgar Adrián Mora

Delincuencia y contrarrevolución
Ismael Hernández Lujano

Foto de papel
Ira Franco

Postales
Rubén Don

Salvador
Carlos Dzul

CULTURA
La Literatura Bolaño en Norteamérica
Tyler C. Stypinski

En la senda de una cultura argentina heterodoxa: Zafra (1966), de los Hermanos Núñez y Ariel Petroccelli
Fabiola Orquera

Arte y Frontera: Las fronteras del arte. Conversación con Mariana Botey
Inti Meza Villarino

La línea de Pavka Segura, una víscera que pulsa
Abigail Pasillas

El cine y las fronteras en México
A.D. Wolf K.

Mercado de pulgas
Inti Meza Villarino

Efemérides, noticias y convocatorias

SOTAVENTO
El inmenso programa. La aventura editorial en el estudio de América Latina
Adolfo Becerril

La marcha hacia el Oeste, de Cassiano Ricardo
Luís Cláudio Rocha Henriques de Moura

La Unión Latino Americana y el Boletín Renovación. Redes intelectuales y
revistas culturales en la década de 1920
, de Alexandra Pita González

Leandro Sessa

La Argentina como desilusión. Contribución a la historia de la idea del fracaso argentino (1890-1955), de Andrés Kozel
Guillermo Fernández Ampié

Montoneros, El mito de sus doce fundadores, de Lucas Lanusse
Laura Palma

A medio morir cantando. Rastrojos de la memoria chilena 1978- 1998, de David Benavente
Nicolás Angelcos Gutiérrez

BARLOVENTO
El nacionalismo cultural de Saúl Taborda
Mina Alejandra Navarro

Contribuciones para esclarecer la polémica Kozel-Hernández
Gerónimo Olvera Sinsalida

De la serena dignidad. Homenaje a un librero de Córdoba: Bernardo Nagelkop. In memoriam
Santiago Funes

Conrad-Gide: Nostromo en una carta
Presentación y traducción de Adolfo Becerril y Analhi Aguirre

domingo, junio 20, 2010

Sonrisa de Cheshire


Un profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, con más envidia que mala leche, lo llamaba “el arroz de todos los moles”. Uno podía revisar la agenda de La Jornada o la lista de eventos del Tiempo libre (en ese entonces la ubicuidad e inmediatez del Facebook y del Google eran cosas que se intuían, pero que no tenían el poder que tienen actualmente) y ahí estaba su nombre, multiplicado al infinito. Como infinitos eran los intereses y las competencias de opinión que Carlos Monsiváis tenía.
          Es una pérdida tremenda. Un hombre renacentista que no requería de la sacralización simbólica para ser un personaje que existía en la realidad como intérprete privilegiado de ésta. Me acerqué por primera vez a sus textos con un pequeño librito de la colección Alianza Cien que salió en los noventa cofinanciada por la editorial Alianza y el Conaculta, un libro que se llamaba Los mil y un velorios, una crónica sobre el desarrollo de diversos casos de nota roja desde el siglo XIX hasta las postrimerías del siglo XX. Y me deslumbró. La prosa, a diferencia de lo que se puede imaginar con un hombre que escribe sobre (y desde) lo popular, era complicada; requería de un lector atento que pudiera seguir sin extraviarse las hermosas figuras barrocas que construía con las palabras. Pero cuando uno se sintonizaba con la escritura, el resultado era deslumbrante.

Después me interesó más su capacidad para rectificar una postura inicial. Recuerdo que seguí con interés en esos números excelentes y de antología de la revista Generación que dirigía(e) Carlos Martínez Rentería, la reconstrucción histórica del cambio de actitud de Monsiváis frente a manifestaciones juveniles como el rock mexicano. Primero, la descalificación del que se cree testigo, después de Avándaro, de un agringamiento de la juventud mexicana y de una enajenación de las manifestaciones culturales externas que los años sesenta traían consigo. Para, después, rectificar y dejar constancia del enorme potencial de transformación que movimientos de origen urbano y de reconstrucción (o expresión) de identidades tenían en la cultura popular. Como su participación en la canción “Mare” de El circo de Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio. Como su aparición especial y de cameo fantástico en las tiras de El Santos contra la Tetona Mendoza de la también legendaria Histerietas de La jornada.
          Después todo fue cuesta abajo con el resto de su obra. De un disfrute tremendo. Recuerdo con singular cariño dos obras que generaron sentimientos de identificación y de comprensión (acercamiento significativo) con conceptos como solidaridad y compromiso por un lado; y de reconocimiento generacional y burla insidiosa por el otro. La primera, Entrada libre: crónicas de la sociedad que se organiza; la segunda, Los rituales del caos (con esa crónica deliciosa sobre los festejos en el Ángel de la Independencia tras los triunfos de la Selección Mexicana de Futbol que dirigía Miguel Mejía Barón y tan pertinente en estos días de ánimo futbolero). Monsiváis demostró que se podía hablar de todo sin ser superficial y sin dejar de ser inteligente, divertido y crítico hasta el tuétano.

Después vino la cuestión utilitaria de sus textos. Cuando descubrí un volumen verdecito de ensayos que se llamaba Del rancho al internet, editado en la colección maravillosa ¿Ya LeIssste? que publicó precisamente la Biblioteca del ISSSTE, supe que uno de los autores que podía desbrozar de manera magistral la condición de lo latinoamericano era precisamente Monsiváis. Esos textos aparecieron posteriormente reeditados, extendidos y enriquecidos en ese tremendo y enciclopédico texto que es Aires de familia. Cultura y sociedad en América Latina, una de las fuentes de reflexión que utilizo para mis clases de Historia de América Latina.
          El Monsiváis que extrañaremos está ahí, más que en su omnipresencia mediática, cotidiana y de conformación del cánon de la literatura mexicana (porque pertenece a éste, sin duda). Al menos el Monsiváis que yo extrañaré con mayor fuerza es el que podía resumir con maestría tremenda aspectos que el pensamiento no se atrevía a abordar o no le interesaba abordar. El hombre renacentista que había en él, el que podía hablar prácticamente de cualquier tema y siempre tener una opinión certera, informada y sumamente crítica. El que pudo haber puesto más de tres puntos a más de tres íes en esta celebración fastuosa, desproporcionada y vacía que se nos viene en septiembre y noviembre próximos.
          Yo traigo un luto interno y una sensación de carencia futura que no me nace de repente. Me nace de la conciencia de saber que Monsiváis (como Jorge Ibargüengoitia, como Roberto Fontanarrosa), no volverá a escribir las cosas que nos convencían que lo importante también era lo cotidiano, que lo identitario también era lo popular, y que lo solemne también podía ser criticado. Porque su sonrisa del gato (qué otro animal) de Cheshire es una imagen que perseguirá a más de uno, sea porque la haya compartido o sea porque lo haya revelado.

lunes, junio 07, 2010

Los gatos saben...


La UAM, a través de su Departamento de Publicaciones y Promoción Editorial, lanzó una colección que está más que bonita. Se trata de "Los gatos sabrán...", una colección de textos que se encargan de materializar a través de la crónica y la ficción el mundo casi autónomo que es la ciudad de México. Reza la contraportada de alguno de estos libritos:
Por su complejidad histórica y demográfica, la ciudad de México está llena de historias inverosímiles y de sucesos cargados de misterio que forman parte de nuestra vida cotidiana. Reconocidos escritores narran en textos inéditos sucesos extraños en los que se funde lo cotidiano y lo irreal; lo personal y lo histórico; la racionalidad y lo que está en los linderos de lo onírico.

La primera idea que me vino a la mente después de experimentar la lectura de dos de los textos de esta colección, es que me gustaría armar una colección de textos como ésta. Son libros pequeños (en la más práctica tradición del libro de bolsillo), con textos cortos (no más de 80 páginas) y con una prosa en donde lo familiar es evidente porque habla de lo que vivimos, experimentamos o atestiguamos a diario: la realidad del DF. Son libros de una sentada. Literal.
          Leí Males raíces de Xavier Velasco, un relato-crónica sobre la evolución de la colonia Club de Golf México y sobre los códigos de convivencia de la fauna que habitaba ese sitio a principio de los años ochentas. Con una escritura que no acaba de desnudar la vena autobiográfica o la ficción pura, Velasco aborda la vida de los aspirantes a burgueses, de los ricos desilusionados, de los saqueadores de riquezas arqueológicas, de los juniors desmadrosos con una intimidad que nos acerca a un México que muchos sospechamos, pero que no vivimos de manera cercana.
          Por su parte, Magali Tercero escribe una magnífica crónica sobre el templo de San Hipólito, convertido en santuario de San Judas Tadeo, dentro de un culto que crece y se diversifica. La crónica de la autora se pasea por diversos temas y escenarios con una capacidad envidiable: va de la descripción de los fieles, a la descripción de los exvotos, a la exposición de la situación en la que viven los niños de la calle, a la descripción de proyectos de rescate de personas de las garras de la mendicidad y la prostitución. Su San Judas Tadeo, santería y narco, es una de las mejores crónicas que he leído últimamente. Me gustó el concepto, el diseño y los autores elegidos en la colección. Ahora a rastrear el resto de los títulos en ese mercado tan azaroso que es el de las distribuciones editoriales universitarias. Más que recomendables.