lunes, agosto 31, 2009

Finalizar con la victimización


Defiance (EU, Edward Swick, 2008, 137 min.)
Esta cinta, basada en el libro Defiance:the Bielski Partisans de Nachama Tec, narra la historia de los hermanos Tuvia, Zus y Asael Bielski que durante los años más brutales de la Segunda Guerra Mundial consiguieron sobrevivir en los bosques de Bielorrusia con una comunidad de partisanos que hacia el final de la guerra logró salvar a cerca de 1200 judíos que eran amenazados con el exterminio de la persecusión nazi.
          Una de las cosas agradecibles es que este film pone en cuestionamiento el papel tradicional de los judíos asociados a la tragedia del Holocausto: víctimas casi inermes y pasivas que se dejan arrastrar por las circunstancias que los victimizan. En esta cinta podemos ver a judíos que toman las armas y matan soldados nazis o ejecutan una justicia que les permite sobrevivir en los gélidos bosques bielorrusos.
          La contraposición entre los personajes de Tuvia y Zus es uno de los elementos que contrapuntean el desarrollo de la trama. A semejanza de The Mission (Reino Unido, Roland Joffé, 1986) los dos hermanos enfrentan sus visiones del mundo, mientras uno es diplomático y confía en la humanidad de las personas, el otro está convencido de que a la violencia sólo se le puede resistir con violencia.
          Una sorpresa ver los registros que el 007-Craig puede alcanzar en algunos momentos del relato. Es agradable también encontrarse nuevamente con el rostro de Jamie Bell, mejor conocido como Billy Elliot, que pone de manifiesto el crecimiento como personaje más evidente del film. Basado en una historia real, esta película muestra esa otra cara del conflicto semita-nazi desde una perspectiva que se aleja del estereotipo alimentado por años, y nos deja ver que, en el concepto de humanidad, también cabe la posibilidad de matar o de ser un malparido si la propia vida o la de la gente más querida está en riesgo. Muy recomendable.

domingo, agosto 30, 2009

Porque la vida no es Hollywood


Me hicieron una propuesta de trabajo, que también es una propuesta de vida. Implica dejar atrás todo lo que conozco como lo conozco actualmente y empezar, prácticamente, de cero. La diferencia es que sería algo que siempre he querido hacer. Algo que me alejaría de lo que he hecho los últimos 10 años de mi vida, pero que me acercaría a lo que hace 15 soñaba que podría hacer. Tengo miedo. Siento que es algo que no llega dos veces. Como escena de película en la cual el protagonista tiene que tomar una decisión que le afecta el futuro: si es de Hollywood, el protagonista acepta el cambio, sufre los primeros reveses y después triunfa de manera indiscutible; si la película es de arte, el protagonista pasa toda la cinta preguntándose qué hacer y, al final, no hace nada (o el film termina donde el personaje ha tomado una decisión, pero el espectador no se entera cuál es).
          Yo estoy ahí, en esa escena culminante: en el lugar en el que no sé si habrá un final hollywoodense o un final de cine de arte. Porque la vida no es Hollywood. Al menos, no siempre.

miércoles, agosto 26, 2009

Sólo algo así...



Después de una semana y media agotadora, sólo algo como esto puede regresar, aunque sea un poquito, el ánimo de mover la cabecita.

martes, agosto 18, 2009

Policías y ladrones



Recién acabo de ver Hot Fuzz (Reino Unido/Francia, Edgar Wright, 2007) y me parece una cinta interesante y con cierto encanto. La película narra la historia del policía de excelencia Nicholas Angel que en reprimenda por su excelente desempeño (hace quedar mal a toda la policía de Londres con su eficiencia) es mandado a un pueblito en el campo donde, aparentemente, nunca pasa algo. Sin embargo, a partir de su adiestramiento profesional, el oficial Angel descubre una conspiración que se desarrolla no del todo como el espectador pensaba.
          A pesar de tener un planteamiento de duración excesiva, lo bueno de la cinta arranca por ahí del minuto 40, el resto no es ningún desperdicio. Wright consigue elaborar una parodia de las cintas de acción norteamericanas (tipo Bad Boys (EU, Michael Bay, 1995) o Point Break (EU, Kathryn Bigelow, 1991), a las que se "homenajea"), sin que ésta se convierta en esos ejercicios ramplones tipo Naked Gun (EU, David Zucker, 1988).
          Desde una perspectiva de deconstrucción de los géneros cinematográficos, esta cinta se acerca a la propuesta que presenta, por ejemplo, Adaptation (EU, Spike Jonze, 2002). Lo que parece en un principio una crítica descarnada a la figura del policía como el desalmado que puede hacer y deshacer con violencia sin tener ninguna consecuencia; termina como una elaborada comedia esperpéntica que, a pesar de sus excesos, no deja de ser crítica. En ese sentido, el feeling de la obra se encuentra emparentado con el de algunas escenas y tratamientos de Alex de la Iglesia, en particular la hipérbole en Acción mutante (España, 1993) y, también, la apariencia de tranquilidad de La comunidad (España, 2000). Una cinta que se disfruta como divertimento y como algo más.

lunes, agosto 17, 2009

Bailarines muertos

Desde Alemania, Marcus Schroeder se sintió conmovido por la lectura de El eternauta de Héctor Germán Oesterheld y decidió filmar un corto que se puede ver aquí. A pesar de ser una versión dirigida principalmente a los lectores que conocen el comic, creo que logra transmitir un poco la sensación de orfandad e incertidumbre que recorre a la historia de Oesterheld durante las primeras páginas de la historieta. Se requiere un concocimiento previo de la trama, pero para quien se quiere arriesgar por primera vez con los personajes, funciona de introducción, como de trailer involuntario. Se puede ver una entrevista al director acá.

jueves, agosto 13, 2009

Regirse por las estrellas

Horóscopo (España, Miguel A. Carmona, 2008)

Un físico amigo mío me decía el otro día cuál era el principio que rige la estructura del horóscopo, algo así como que databa de los días en los que se creía que el Sol giraba alrededor de la Tierra. Decía también que la Tierra realiza tantas modificaciones en sus movimientos de rotación y traslación que era imposible que las cartas estelares que organizan la disposición imaginaria de los astros pueda ser la misma dos veces.
          El caso es que aún después de oír esa explicación a mí me da un impulso tremendo cada vez que me encuentro en una publicación un horóscopo, echarle un ojo para ver la coincidencia con las cuestiones que ocurren o que ocurrieron en ese día.
          Por eso me llamó la atención este corto de Miguel A. Carmona. De manera divertida presenta cómo lo humano, o lo que nos significa como humanos, puede adaptarse a las situaciones más disparatadas. Interesante escena y sentido del humor agradecible.

martes, agosto 11, 2009

Return


Lo hiciste... otra vez.

Cuando estaba confundido
harto
hosco
medio muerto
mirando
el silencio
de las sábanas
mientras la noche caía
y todo se iba al carajo
y entonces
sin pensarlo
sin decirlo
casi que sin darte cuenta
diste play
al agujerito
que reproduce el corazón
y lo echaste a andar

lo hiciste...
otra vez

gracias

domingo, agosto 09, 2009

¿Qué queremos? ¿Qué quieren?


He's Just Not That Into You (EU/Alemania/Holanda, Ken Kwapis, 2009)
.

Se podría decir que esta cinta está en sintonía con textos tipo Las mujeres son de Venus..., y sin embargo, sería exagerar un poco y, al mismo tiempo, quedarse corto. Con un casting que sólo Woody Allen (nomás vean: Jennifer Aniston, Jennifer Connelly, Scarlett Johansson, Ben Affleck, Drew Barrymore, Kris Kristofferson, Luis Guzmán), el director Ken Kwapis consigue armar un entramado que avanza lento y previsible, pero con buenos momentos.
         La historia narra la vida de varios veinteañeros-treintañeros en relaciones estables o en búsqueda frenética de éstas. Los esfuerzos que se realizan para tratar de entender al otro sexo y los fracasos que se encuentran en el camino. Las ideas fijas que se inculcan desde la niñez hasta que es imposible desafferrrarse de ellas y continúan acompañándonos casi hasta el final de nuestros días. La falacia de que todos pueden tener su final feliz, sin que esto sea verdaderamente necesario. Felicidad en el amor no sospechado, felicidad en la autoestima recuperada, felicidad en el rompimiento, felicidad en la soledad, felicidad en el matrimonio, felicidad.
         Y es que esta fábula contemporánea, de manera optimista, encuentra la forma de quedar bien con todos sus personajes, de darles ese hálito de esperanza necesario para que el espectador crea, a partir de su identificación con alguno de los personajes, que la felicidad es posible. Pero también, que la individualidad es humana e irrenunciable. No hay fórmulas, no hay certezas, no hay planes infalibles.
         Envidia enorme que el personaje interpretado por Bradley Cooper tenga que elegir su mujer ideal entre los personajes de la Connelly y la Johansson, con respectiva revolcada a ambas. Al final queda solo, pero, también, feliz.
         Una película que no tiene grandes honduras, profundidades o significados. Pero que nos recordarán alguna cuestión en la que hemos estado involucrados. A fin de cuentas, la cinta contribuye a seguir programando esas ideas fijas que supuestamente cuestiona: la felicidad existe, es posible obtenerla y está donde menos te lo esperas. Ajá.

jueves, agosto 06, 2009

Archivo Bolaño


Para los interesados en la obra del chileno, clíquenle a la foto y encontrarán un archivo sui generis sobre su obra, vida y demás. Realmente enviciante ponerse a ver la cantidad de material reunido ahí.

martes, agosto 04, 2009

Diario


Domingo en la tarde:
Ha dicho claramente que no me quiere. Que pasa de mí. Que le caigo gordo. Que tengo la gracia de una gallina mientras pone un huevo. Que, por favor, la deje ya de molestar. Ha dicho también que soy pobre, feo y necio como una mula. Esto último que ha dicho no sé si sea un cumplido. Igual y no tiene gran habilidad para relacionarse con las personas. Igual y valora la perseverancia. En fin. La cosa se pudo poner pesada, pero los señores patrulleros se comportaron de maravilla, me llevaron hasta la puerta de mi casa y me pidieron, amablemente, que dejara de molestar a la señorita. Yo les dije que lo intentaría con todas mis fuerzas. Y no miento.

Domingo en la noche:
Las fuerzas me alcanzaron treinta minutos. Cuando los policías dieron la vuelta en la esquina llamé a un taxi. Y me encaminé nuevamente a su casa. Le pedí al taxista, un señor muy amable que me animó y me dijo que el verdadero amor sólo se da una vez en la vida, que me dejara dos cuadras adelante de su casa. Se negó a cobrarme un quinto. Creo que lloraba, puso un CD de Juan Gabriel y se alejó aullándole a la luna en su vocho verde bandera. Yo me deslicé por la noche hasta la puerta de mi amada. Cuando iba a tocar el timbre, una luz cegadora salió del lado opuesto de la calle, comenzaron a alternarse los destellos rojos y azules. Los mismos patrulleros. Esta vez no fueron tan amables, me dieron gentiles macanazos que por fortuna no tocaron mi cabeza. Después me subieron a la patrulla y, creo que a propósito, me golpearon la cabeza con el techo del auto al meterme por la puerta trasera. Después encendieron la sirena y lentamente comenzaron a alejarse de la casa de mi tormento, mi vida, mi todo. La vi asomada en la ventana de lo que, supongo, es su recámara. Nuestro futuro tálamo de amor. Es seguro que sufría al verme en esa situación.

Lunes en la madrugada:
Me trajeron al Ministerio Público. Los patrulleros alegaron con el encargado que me habían sorprendio acosando la casa de una señorita que pidió el auxilio de las fuerzas del orden. El Licenciado (así se llama, así lo llaman) me preguntó si eso era cierto, mirándome fijo. Con la mano en el corazón, le tuve que confirmar que los señores policías no mentían. Pero que estaba dispuesto a enfrentar las consecuencias de mis actos. El Lic. (así le llaman sus cuates) lanzó un suspiro y después le ordenó a otro policía que me encerrara. Me tocó una celda solitaria, llena de malos olores y graffitis en las paredes. Muchas obscenidades y albures. Los reconozco no porque esté habituado a ellos, sino porque, en esta vida, es necesario saber un poco de todo. Me han dado una cobija apestosa. Creo que alguien vomitó en ella. El lado que me echo encima del cuerpo está como rasposo. Quiero ir al baño, pero lo más parecido a eso es un retrete de porcelana que no tiene caja de agua. Me asomo al interior, hay caca pegada en toda la taza. Desisto. Me acurruco encima de la plancha de concreto que hace las veces de cama e intento dormir. Ella viene a mi encuentro. Me da un beso en la frente, me canta "El Rey" para que duerma y después se va y apaga las luces. No tardo en dormirme. Mañana la buscaré de nuevo.

Lunes 11 am
Diógenes vino a verme. Consiguió que mi madre le diera unos billetes para sacarme de la cárcel.
          -- Mira a lo que has llegado-- me dice--. Después de ser un ejemplo para todos, esa mujer te ha convertido en una piltrafa. Después de representar la esperanza del progreso, el conocimiento y la erudición, observa dónde has venido a dar.
          Yo lo escucho en silencio. Sé que es un buen amigo, que haría lo que fuera por mí. Ahora necesito llegar hasta ella. Encontrarla en su trabajo. Verla antes de que su recuerdo se me desdibuje y caiga nuevamente en la locura. Apresuro el paso. Diógenes me sigue sacudiendo la cabeza.
          -- Te traje tus cosas.
          Tomo la mochila en la que es probable que no haya más que unos cuantos libros y un suéter.
          -- Esto no es normal-- dice mi amigo y después comienza a mascar un chicle. Hace una bomba amarilla gigantesca que se le revienta en el rostro. Me mira y comienza a reir, divertido.
          Yo sigo caminando, me siento ligero, pleno, enamorado. Hoy la veré. Y eso le da sentido a mi existencia.

Lunes 7 pm
Mi madre se ha extendido más de lo acostumbrado. Mi padre ni siquiera se ha atrevido a opinar nada.
          -- Habrase visto semejante cosa.
          Así es mi madre, no necesita argumentos para convencer de algo. Le basta llenarse de las frases que aprendió de memoria de su madre y de su abuela.
          -- En qué cabeza cabe, deveras.
          Siguen los reproches, los "a mí esa mujer no me gusta nadita", los "qué te pasó, mijito, si tú no eras así". La miro sin escucharla. Hoy me echaron del trabajo de ella. No les importó que tuviera derecho a estar ahí. Que mi amor me otorgaba todas las prerrogativas para esperarla a la salida e intentar acompañarla a su casa. Estoy seguro de que si me deja explicarle lo que siento por ella, reconsidere las actitudes que ha tomado conmigo.
          Hoy llamaron nuevamente a la policía. No me gustó la noche que pasé en la apestosa celda, por lo que logro escabullirme antes de que los oficiales crucen la puerta del trabajo de mi amada y me lleven otra vez.
          Mi madre sigue hablando. Lo que me dice lo sé de memoria. Es lo mismo que ha repetido los últimos veinte días. La misma cantaleta. Finalmente, concluye:
          -- Ave María Purísima.

Viernes
Me he quedado sin nada que hacer. Me han corrido de todos lados. A veces pienso que incluso mis padres se sentirían aliviados si un día, de repente, desapareciera de su vista. Que en un parpadeo, en una sílaba, me perdiera definitivamente de la faz de la Tierra. Hoy miro televisión, leo un libro. Mi madre me ha comprado muchos. Los estantes del librero están rebosantes de las novedades más recientes del mercado. Leo por agradecerle de manera sorda lo que intenta hacer conmigo. Distraerme. Pero eso no es suficiente. Finjo que leo, pero no me puedo concentrar. De hecho, creo que ya terminé un tratado de Kirkegaard y al final no supe ni de qué se trataba. Leí de corrido El amor y Occidente, de Lautreamont, pero no hubo una sola palabra en todo el texto que me permitiera comprender cómo podría renunciar a lo que siento por ella. Me siento como en el Romanticismo. Como si estuviera destinado a sufrir miles de desventuras antes de poder encontrar, finalmente, la felicidad.
          Mi padre ha insinuado en la comida que me debería consultar con un psiquiatra. No se les ocurre nada más original que la locura para explicar algo que no debería ser calificado de anormal o raro. Finalmente, el amor no escoge su naturaleza. Romeo y Julieta, según la versión de Shakespeare, no necesitaron más que quince años para amarse con una pasión envidiable. Me recuerdan a Carlitos en Las batallas en el desierto de Pacheco. Y a él hasta canción le hicieron los ésos músicos de Satélite.
          Yo no sé porqué tanto escándalo.

Martes en la noche
La esperé afuera de su casa. Ya no había patrulleros. Hoy llegó más tarde que de costumbre. Justo cuando metía la llave para abrir la puerta de su casa, la sorprendí por la espalda y puse el pañuelo empapado. Ella se resistió durante un instante, pero mis fuerzas fueron suficientes para dominarla. Lo complicado fue poder cargar con ella hasta la bodega. Si mi padre se entera, seguro que no le gustará nadita. La he amarrado a la silla por pura precaución. Necesito que escuche lo que tengo que decirle. Que no puedo vivir más sin ella. Que me dé una oportunidad. Que nada le cuesta. Hoy dormiré aquí.

Miércoles por la mañana
Diógenes me trajo una maleta con ropa. Ella todavía no despierta. El Dio la ve amarrada a la silla. Sacude la cabeza. Le quita unos mechones de cabello del rostro. Ella no reacciona. Mi amigo sigue mascando su chicle. Abro la maleta, creo que no necesitamos nada más. El Diógenes se amarra el suéter a la cintura. El pantalón de cuadritos está planchado impecablemente. De toda la secundaria, creo que él es el único que va tan arreglado a tomar clases. Hoy no tiene a qué ir. Nuestra maestra está aquí. Y pronto no lo será más. Le propondré que escapemos hacia algún sitio. Donde nadie nos conozca. Y ahí podremos empezar algo. Lo que nuestro amor nos aconseje hacer. El Dio se va. Me mira otra vez y vuelve a sacudir la cabeza. Yo me quito el uniforme y me pongo la ropa que estaba adentro de la mochila. La volteo a ver. El sol le ilumina el rostro. Pero ella no reacciona.