miércoles, enero 25, 2006

Los textófilos


Alfredo Núñez me hizo llegar el número 5 de la revista Textofilia, lo cual me generó varios sentimientos. El primero de ellos tiene que ver con la sorpresa, gratísima, de observar como un proyecto que nació dentro de las aulas de una universidad para dar voz y página a nuevas voces de la narrativa joven de este país, ha logrado soportar todas las iniquidades a las que se enfrenta una revista que no está destinada al consumo masivo: deserción de los, al principio, animosísimos fundadores, que con el paso del tiempo reducen de manera importante su entusiasmo y, en ese sentido, su participación dentro de la publicación; la revisión maratónica de materiales que se acercan más a lo malo o lo deplanamente vomitivo; las carencias económicas que se registran en estos proyectos a larguísimo plazo y casi de resistencia de faquir; las críticas adversas inspiradas por una mala leche que en el medio "intelectualito" mexicano se dirigen siempre a la destrucción de proyectos antes que a la propuesta de nuevas formas de exponer y crear arte; el nulo interés que despierta en las instituciones culturales los proyectos que no son "consagrados" o "con respaldo institucional"; en fin.

Otra de las sensaciones tuvo que ver con encontrarme con errores formales: ortografía, sintaxis y uso de signos de puntuación, p.e. Cuestiones que pueden parecer superfluas, pero que a la larga tienen un valor agregado que no es recomendable perder de vista. No sirve como consuelo, pero también es una realidad: la mayoría de las revistas publicadas en México pecan de similares descuidos, unos de manera estridente, mientras otros de manera imperceptible y, casi podría decir, sin malicia (es el caso de Textofilia).

Me impresiona también la presencia de autores de "alto pedorraje" en un buen porcentaje de la revista. No porque crea que está mal. Pero sí criticando el hecho de que la revista está dirigida a un grupo de lectores, (supongo yo, igual y me equivoco) juvenil y de creadores jóvenes. Convendría preguntarse por qué no hay más difusión de creaciones literarias de nuevos autores, en lugar de textos de autores con una obra consistente y, en algunos casos, publicados en otros medios.

Estas minucias desaparecen, sin embargo, al darle una buena leída a la revista. Con una presencia de autores reconocidos dentro del campo (Bordiueu, dixit) de los estudiosos de la literatura (me refiero sólo al número 5) como Vicente Huidobro, o los argentinos Juan José Saer y Antonio Di Benedetto; la revista llama más la atención por la inclusión de textos de autores (autoras en este caso, como Montserrat Aurioles y Kelly Aronowitz Katz) en las que la posibilidad de experimentar con la musicalidad fonética o con las posibilidades de combinación de los idiomas llegan hasta extremos neuróticos, la sonoridad de las combinaciones de palabras quedan vibrando durante un buen rato en la cabeza. El ensayo de José Luis Bobadilla sobre Raymond Depardon alude a la memoria y la capacidad de referencia de los refugiados del cine documental de matinés de la Casa del Lago o de la Cineteca Nacional y a una crítica sólida acerca de las categorías que pretenden hacer exclusivo el arte cinematográfico, como es la de "cine de arte" o "cine de autor".

Textofilia es, en conclusión, una buena revista que se encuentra en un camino de aprendizaje en el que podrá ejercer las posibilidades del equilibrio. Equilibrio de temáticas tanto como de géneros (la inclusión de una entrevista y un artículo sobre un proyecto musical llamado Ballena gris, caben más en revistas del tipo de Generación o, en una de esas, hasta en el Conozca más, pero no en una como ésta, de supuesto culto al texto, a la escritura, en fin, apreciación personal de un hambriento de ficciones o reflexiones, no de descripción de exclusividades), de autores nuevos como de aquellos con un largo camino recorrido, de la búsqueda del interés del lector antes del gusto privilegiado y casi en la clandestinidad.

Por lo pronto, parece que, afortunadamente, la aventura sigue y los textófilos presentan el número 6 de su propuesta en la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada del Centro Histérico (República del Salvador 49), el próximo miércoles 1 de febrero. Salud y más texto.

viernes, enero 20, 2006

Propaganda política


">Y un día despertamos y nos dimos cuenta que nuestra ciudad estaba cubierta por una cantidad impresionante de fotografías, lemas, pintas y mantas de las más dispares muestras de especímenes supuestamente sapiens que aspiran a un cargo de elección popular. Es así como vemos por doquier un bonito muestrario de caritas, carotas, jetas y obras de arte abstracto de personas que se presentan a sí mismos como “nuestros candidatos”. Lemas por demás reveladores de las buenas intenciones de los partidos que los patrocinan: “Por el bien de todos... mis cuates”, “Primero los primeros”, “No se enojen que pa' todos hay” y demás curiosidades retóricas que darían para elaborar un tratado acerca de las capacidades discursivas e intelectuales de los encargados de las campañas políticas en nuestro país. Y es que los lemas son fuertísimos, uno camina por la calle leyendo las promesas y los supuestos que dichos personajes enuncian, y parece que el túnel del tiempo nos lleva a los tiempos en los que el comunismo era una amenaza real y no la memoria de algo que nunca fue... como debió ser.


Esta semana llegó, por ejemplo, hasta la puerta de mi hogar un CD en el cual el candidato [o pre-candidato, porque ahora parece que las eliminatorias de suspirantes son más complejas que las de los equipos de fútbol en el mundial] a un puesto de elección popular me regalaba los temas más selectos de la música popular que se deja oir por los altavoces de cualquier decente puesto de discos piratas. Un “Mega-Mix” que incluye éxitos como “La gasolina”, “De reversa, mami”, “Marcelo es mi carnal”, “Gallito feliz”, “La camisa negra” y lo mejor de Rebelde, me hizo cuestionar los medios de los que se valen aquellos cuates que pretenden dirigir un país. De entrada, pensar en el hecho de que me llegó un CD quemado, de una marca paupérrima y tan chafa que ni en el mercado informal los había visto, de una serie de temas que, por más alejados que estén de nuestro gusto musical, deben de tener un autor que no está percibiendo las ganancias por los derechos de uso de su obra, es decir, la promoción de un candidato basado en prácticas ilegales. ¿Cómo pueden estos cuates, entonces, asegurar que pueden combatir la inseguridad o el delito si son los primeros en asilarse en sus posibilidades?


Punto y aparte merece el hecho de que la mayoría de las propagandas puestas sin la menor consideración para el habitante de esta ciudad, tienen, en su afán de llamar la atención, una fealdad que les es intrínseca. Combinaciones de colores chíngame-la-pupila, fotografías de gente que no pudo ser modelo pero si se ganó su imagen amplificada para susto intempestivo de quien los llega a descubrir enfrente de la ventana de su departamento, en las paredes del deportivo en el que van a hacer ejercicio, en los postes de la luz que alberga sus diablitos o ya de plano pegados con engrudo kola-loka en el portón de tu casa.


A pesar de que existe una regulación para tratar de disminuir los estragos que causa tanto como contaminación visual como elemento de afeamiento consistente de la ciudad, la propaganda política se reproduce en cantidades industriales y sin ningún problema. ¿Dónde están las autoridades? Seguramente escuchando el último remix de su candidato favorito. Por eso yo, cuando veo una propaganda política, prefiero seguir a las hormigas en el piso que, caminando frente a mí, me enseñan la ruta hacia el seguro nido.

jueves, enero 19, 2006

Democracia "similar"







Hoy la noticia se confirmaba. El terrible golpe a la posibilidad de que un ciudadano cualquiera pudiera llegar a la Presidencia ha sido ejecutado. Jorge González Torres, el famosísimo “Dr. Simi” no será candidato a la presidencia de la república. Llanto incontrolable ante la enorme oportunidad perdida.
Él que es un ejemplo de que en este país sí se pueden hacer las cosas. De que puedes ser un empresario serio. De que puedes presionar al gobierno para que te otorgue concesiones para surtir, a través de tu laboratorio, a una buena parte de los hospitales pertenecientes al sector público y hacerte enormemente rico. Que puedes levantar la voz y la cartera para “convencer” a los diputados de emitir leyes en favor de explotar las patentes de medicamentos sin pagar los derechos correspondientes, ni los gastos de investigación, por supuesto. Que puedes convocar a mítines masivos en los que se junta una cantidad gigantesca de personas, no para ver o escuchar esa retórica inexistente y balbuceante de borracho a las tres de la mañana en “El gallo de oro”, sino para observar a las simichicas y a la Banda Limón, presentados por la, ahora, frustrada Secretaria de Educación Pública o de Salud, Luz Elena González. Que puedes arrebatarle el rating a los predicadores cristiano-brasileiros que invaden la televisión de señal abierta en horarios estelares de la madrugada. Que te puedan entrevistar los periodistas más connotados para al final no tener nada que decir. Que puede ser fácilmente confundido con Porfirio Muñoz Ledo en sus buenos tiempos de pedote. Que pudo demostrar que, a pesar de ser un discapacitado lingüístico funcional, puedes reponerte de tu retraso mental y convertirte en candidato presidencial· Él, que era la esparanza última de nuestra azotada nación.
El IFE le ha negado el registro en un acto de crueldad innecesaria. Su partido no lo ha querido reconocer quesque nomás porque ya hay otro candidato registrado que, entre otras cosas, es mujer (“y no está tan buena como mis Simichicas”, dicen que dijo el bonachón y calenturiento doctor). Lo desplazaron en favor de una candidata que no tiene la más mínima oportunidad de ganar la presidencia de la república, que no garantiza la permanencia del registro del partido y que se irá, como ya lo ha hecho en oportunidades anteriores, con las manos vacías. Día de luto nacional. Bandera a media asta. El Dr. Simi, esa simpática botarga que anima el paisaje urbano con sus ofertas de simivitaminas y simicondones, no podrá sentarse en la silla. Yo que ya estaba preparado para ponerme mi disfraz del Dr. Simi y salir a correr por la Alameda y el Zócalo festejando la posibilidad del triunfo. Yo que me he prometido no seguir enriqueciendo a los grandes laboratorios y consorcios para comprar todas mis aspirinas y desenfriolitos en las Farmacias de Similares (resulta más fácil no enfermarse). Yo que ya compré mis calendarios de Luz Elena y Susana González para pegarlos en la pared de mi cuarto, en lugar del póster de Pulp Fiction. Yo que ya estaba listo para apoyar la campaña sin exigir un solo centavo. Yo, que ya no entiendo qué pasa en este país. Me siento hoy apesadumbrado y desilusionado. Nos han arrebatado la posibilidad de llegar al Primer Mundo [Similar] antes de tiempo. Me siento como una papa sin catsup, como dijera la ex-presa política Gloria Treviño de la Garza. Como una estación del metro sin puesto de discos piratas. Como un café de la Condesa sin snob con libro diferente (y sin leer) cada uno de los nuevos días. Como un Mausán sin extraterrestres. Como Carlos Trejo sin pendejos a quien embaucar. Como Carlos Fuentes con una buena novela [sorprendido de sus propias posibilidades]. Como Fox, sin presidente latinoamericano recién electo a quién ofender. Como pedófilo sin periodista a quien denunciar. Como locutor de radio sin mi payola semanal. Como López Obrador sin conferencia matutina. Como Elba Esther Gordillo sin estuche de maquillaje a la mano. Como chico Rebelde sin pista para playback. Como impotente al que ni la Viagra le funciona. Como enfermo de gripe con estornudos continuos y sin Kleenex a la vista [ni papel sanitario, ni servilleta deshechable, ni pañuelo en el bolsillo]. Como periodista sin mi chayotito. En fin, que me siento mal. ¿A dónde iremos a llegar?

miércoles, enero 18, 2006

Bitácora cinematográfica















Porque ustedes lo pidieron (algunos, no todos, unos por real interés, otros por morbo), aquí van mis impresiones acerca de las últimas escapadas al cinito:


· King Kong de Peter Jackson, me pareció una buena película en la cual el paladín de la versión cinematográfica de El señor de los anillos explota al máximo los aprendizajes que obtuvo al filmar esta última. Grandilocuente y con momentos de tensión al por mayor, tal vez su mayor reclamo sea la intensidad dispareja a lo largo del filme. Comienza lenta y demasiado descriptiva, cuestión que se disculpa por la hermosísima reconstrucción del Nueva York de principio de los treinta. Con actuaciones bastante olvidables, resalta por todos lados la imaginería visual y la disposición de elementos de producción que tuvo a la mano el director y “la libertad creativa” que obtuvo al aportar parte del costo financiero de la misma. Una historia ya vista, pero que no defrauda si se observa como una obra en su conjunto. Los habitantes-zombies de la isla inexplorada, de lo mejorcito de toda la película.


· Después de la media noche (Dopo mezzanotte) es una película que engancha por tener un lema por demás atrayente: “La nueva Cinema Paradiso” o algo por el estilo. Nada que ver. A pesar de tener su atractivo en la nostalgia que despierta el hecho de ver sobre la pantalla fragmentos de películas mudas, sobre todo del gigante de la comedia física Buster Keaton, la cinta no pasa de plantear buenas intenciones. Con elementos ya vistos en cintas como Amèlie (la voz en off), el triángulo amoroso (uff) y la disyuntiva amorosa entre la total inocencia de uno de los pretendientes de la protagonista y el exceso de mundo sobre los hombros del otro (tipo El diario de Bridget Jones), el filme no cumple con lo que promete su frase publicitaria. Muy, muy lejos de Giusseppe Tornatore y muy cerca de la comedia amorosa con tintes “intelectuales”. Ideal para asistir en pareja y darle un besito, eso sí, sólo si el otro se mantiene despierto.


· Las crónicas de Narnia (The Chronicles of Narnia: The Lion, the Witch and the Wardrobe), influida por el aire épico que El señor de los anillos dejó en el ambiente y que dará todavía para un rato de filmes de este tipo, es un esfuerzo notable por parte de la Disney de llevar a la pantalla grande una parte de la obra de Lewis, amigo íntimo del mísmisimo Reuel Tolkien. La cinta es cumplidora en lo que se refiere a los efectos visuales y al aspecto que tienen los personajes mitológicos que aparecen en la cinta. Tiene los elementos básicos de cualquier cinta de entretenimiento “familiar” y el objetivo a ratos parece ser en definitiva y exclusiva, el público infantil: niños bonitos en peligro, un traidor que se regenera, un súper héroe que se ofrece en sacrificio confiando en la redención del traidor, soldados fieles a un líder nato, villanos esquemáticos y feos, feos, feos, según el cánon de belleza maniqueo que las cintas para público “infantil” han construido, y personajes “cómicos” y “tiernísimos”. La historia es predecible, pero no por ello menos disfrutable. Lo que me agradó más de la cinta fue el aspecto, por un lado del general centauro del ejército de Aslan y, por el otro, la del sicario minotauro de la Bruja Blanca, por cierto Tilda Swinton, maravillosa en su caracterización.


· La joya de la familia (The Family Stone) es la clásica comedia romántica de Navidad en la que lo más atractivo es el elenco que ofrece, por ejemplo, a Diane Keaton como una madre súper alivianada que, nada es perfecto, está a las puertas de la muerte; a Sara Jessica Parker como la neurótica novia del hijo consentido de la familia Parker y que a mí sí me gusta en su papel de Sex and the City; y Luke Wilson como el hijo-hermano-primo-amigo mariguano que todos tenemos en la familia. Predecible y perfecta para sentirse bien y con la conciencia tranquila una tarde de friolera invernal. Nada fuera de lo común, puro divertimento palomero.



· Elizabethtown de Cameron Crowe, es una de las propuestas más decentes que se presentaron en la cartelera de fin de año y que todavía anda rolando por algunas salas. Narra la historia de un diseñador que en la cumbre del éxito comienza una debacle que lo llevará a planear un singular y “metrosexual” suicidio que es interrumpido por una llamada en la que su hermana le informa que su padre ha muerto mientras visitaba a unos parientes en su pueblo natal. Por lo cual, el protagonista tiene que desplazarse hasta dicho pueblo para recoger el cuerpo de su padre. Esta película es disfrutable porque es obvio que detrás hay un guión bien trabajado y porque escondido tras muchas apariencias (la de una road movie, la de una comedia romántica, la de una película motivacional), encierra significados muchísimo más interesantes que los que se pueden apreciar a simple vista. Aderezada con una selección musical de poca madre, es una de las mejores opciones de esta cartelera de fin-principio de año que esperemos comience a levantar a partir de la entrega de premios que hace la industria cinematográfica alrededor del mundo.


· Lo más rescatable en estos días es el ciclo de Programas dobles que la Cineteca Nacional ofrece en la sala 5 de este complejo, dedicado a la vida y obra de Monty Phyton, seis cintas que nos muestran un panorama de las mejores películas que este estupendo grupo de cómicos ingleses realizó entre los últimos años de la década de los setenta y los últimos de los ochenta, cintas como El santo grial, La vida de Brian, El sentido de la vida, Jabberwockie, Erik el vikingo y Brasil serán exhibidas todos los sábados y domingos de enero en la mencionada sala. Lo mejor es que los organizadores ya prometieron, para el mes de febrero, un programa amplio y saturado de películas de los hermanos Marx. Que nos aproveche.


· De nada.

martes, enero 17, 2006

Recomendaciones











Siguiendo el consejo de Enrique Ganem publicada en el Diario Monitor en estos días y en el que sugería que se creara una red de recomendaciones de lectura, para que se generara una comunidad sólida de lectores que compartieran su gusto y su conocimiento de diversos autores, así como se dieran discusiones que pudieran despertar la adormecida conciencia que se supone deberíamos de tener, es que me permito comenzar las recomendaciones de la semana con un autor que a mí me parece maravilloso en este ecléctico, y “posmoderno” dicen algunos, inicio del siglo XXI: Pablo de Santis.

Pablo de Santis es un escritor argentino que ha podido combinar tradiciones narrativas aparentemente desconectadas en una obra coherente e inquietante. Editor de cómics y literatura juvenil en su país de origen, ha logrado llevar a la literatura “seria” las influencias que tales géneros le han dejado en el inconsciente. De la misma forma, ha llevado al extremo la recuperación dentro de ambientes sumamente opresivos de autores propios de la filosofía hermética y de diversas tradiciones esotéricas.

Las obras de este joven autor (nació a finales de los sesenta) constituyen ya un corpus importante: alrededor de diez novelas y diversas participaciones en antologías y publicaciones periódicas. Entre las novelas más interesantes, y he aquí la recomendación, de este autor argentino tenemos títulos como: El teatro de la memoria, historia en la cual se entretejen ambientes oscuros que no le pedirían nada a los dibujos que Lloyd realizó para el V de Vendetta de Moore, interpretaciones de textos herméticos de Mateo Ricci, una revisión al papel de la ciencia ficción de los años cincuenta, así como la recuperación de textos de Giulio Camillo, y un aire del Borges que escribió “Funes, el memorioso”, por ejemplo; Filosofía y letras, que narra la aventura de un explorador dentro de una biblioteca laberíntica y vertical dentro de un recinto universitario en el que se ha cometido un crimen que no se ha podido resolver aludiendo a los razonamientos y métodos tradicionales, hay aquí un tufo al Umberto Eco de El nombre de la rosa que no es posible ignorar; El calígrafo de Voltaire, que narra el shock cultural y de asimilación histórica que tuvo para profesiones específicas como la de los calígrafos la aparición de la imprenta, al mismo tiempo que se desliza por la historia de la segunda mitad del siglo XVIII para hacer una revisión de la influencia que los eventos europeos tenían sobre el continente americano; y La traducción, acaso el más logrado de sus trabajos, en el que una serie de asesinatos en un congreso de pacíficos, y aparentemente inocuos, traductores de libros que reviven y plantean la posibilidad de recontruir la lengua originaria, la lengua de antes de Babel, la lengua que se hablaba aún en el mismo infierno, la lengua del Aqueronte.

Esta es una pequeña muestra de los temas y las historias que le gusta crear a este argentino con cara de hobbit. Dignos de recuperación, son, por ejemplo, los supuestos fragmentos de la libreta de apuntes de Nigro en El teatro de la memoria:

en el gabinete de las maravillas del palacio de praga había una cabeza de un hombre que había tenido una memoria prodigiosa. un médico que frecuentaba la corte robó la cabeza. cuando los enviados del emperador lo encontraron, ya había devorado una oreja. dijo que quería recibir una parte de su poder: lo que llamamos memoria es una colonia de animales diminutos que fluyen en la sangre pero fijan su palacio en el cerebro. el médico fue encerrado en los sótanos de un monasterio. la cabeza mutilada volvió a formar parte del gabinete de las maravillas. (p. 123, sin mayúsculas y en cursivas en el original)

O la descripción que en ese mismo texto hace del teatro que la Fundación Nigro contruye para llevar a cabo la gran obra arquitectónica que Camillo había prefigurado en su obra.

El teatro de la memoria era un anfiteatro invertido: en las gradas estaba el inmóvil espectáculo, y en el escenario el espectador. El siete era el número que presidía la construcción: había siete columnas —las siete columnas del templo de Salomón— y, detrás de cada una, siete gradas. En total cuarenta y nueve espacios, poblados de paneles con símbolos y muebles piramidales de siete cajones cada uno. [...] El teatro de la memoria era una representación del universo. Su plano general era, a la vez que un mito, una alegoría de las virtudes, los oficios, los viajes, las leyes de la naturaleza, la génesis del hombre, las partes del alma, los castigos del infierno, la estructura de la memoria misma, la soledad. [...] No era como el arte de la memoria tradicional un instrumento para conservar otros conocimientos: el teatro era el conocimiento absoluto en sí mismo. (pp. 116—117).

Que nos remite a Borges y al texto original de L'Idea del Theatro de Camillo, así como nos pone a pensar en El arte de la memoria de Frances Yates y El palacio de la memoria de Mateo Ricci como las fuentes principales de inspiración que Hannibal Lecter, el inolvidable personaje de Thomas Harris, construye dentro de su mente mientras se halla en prisión y que se encuentra estupendamente narrado en la tercera entrega de la saga del caníbal.

De Santis es, junto a otros talentosos escritores jóvenes como Alberto Fuguet, Jorge Bayli, Cristina Civale, Ignacio Padilla, Guillermo Fadanelli y demás, un buen muestrario de lo que se cocina en las catacumbas literarias de América Latina. Buena literatura para un siglo con crisis de identidad.

lunes, enero 16, 2006

Giros políticos en América Latina

El comienzo del año en nuestra región, geográfica y accidental, nos ha traído como sorpresas la inclusión de nuevos elementos de complejidad dentro de la ya de por sí compleja situación latinoamericana. En Bolivia, la llegada al poder de un representante de los pueblos indígenas de ese país, abre una inmensa interrogante sobre el desarrollo del proceso democrático y los mecanismos de sobrevivencia económica en un país asolado por la pobreza, la discriminación y el control que economías más poderosas ejercen sobre él.
¿Qué pasará con Evo Morales? Realmente incluirá dentro, no de su plataforma que al final de los tiempos se convierte en retórica para los archivos nacionales, sino de su EJERCICIO de gobierno las demandas que durante siglos el pueblo indígena ha enarbolado como necesidad histórica. El cultivo de la coca, al mismo tiempo que satanizado por su relación con la fabricación de fármacos y sustancias prohibidas, representa el modo de vida de una cantidad gigantesca de personas en los territorios peruanos, colombianos y bolivianos. Costumbres que vienen no de los setenta y el auge del consumo de la cocaína, sino de la Colonia y la necesidad de mantenerse alerta sin nada en el estómago. La peor perspectiva es que a Evo, como en su momento a Trujillo, a Toledo o al mismo Fox, se le olvide que el voto masivo fue consecuencia de la posibilidad de una esperanza, esperanza que, sin embargo, se prepara cada vez con mayores argumentos históricos, para la inminente desilusión.
En Chile, por su parte, la llegada de una mujer al poder prefigura una nueva escenografía de percepción en una zona geográfica eminentemente machista. El socialismo arriba al poder en un Chile que todavía debate la conveniencia de mandar a la cárcel a un HIJO DE PUTA como Pinochet, sólo por el hecho de que a su edad el encierro no le beneficie la salud.
América Latina y esos giros, que todavía pueden verse erráticos, dubitativos, pero sobre todo, esperanzados, presagian la enorme posibilidad de un cambio a nivel global que permita la inclusión de nuevas visiones de gobierno y de relación entre ciudadanos. La izquierda ganando espacios es un riesgo que las sociedades latinoamericanas han decidido correr, ya sea para construir una nueva forma de pensar los proceso democráticos en nuestra región, como para confirmar el fracaso de una opción que alcanza, mediante la vía de las urnas, la posibilidad de la duda. Los latinoamericanos queremos dudar, los bolivianos y los chilenos han decidido dudar. A ver cuánto nos dura la incertidumbre. A ver cuánto nos dura el presagio. A ver cuánto nos dura la esperanza. Y, ojalá no, a ver cuánto nos dura el arrepentimiento. Salud.