miércoles, enero 20, 2010

Un muerto escandaloso

El gaucho insufrible es, probablemente, el mejor libro de prosas cortas de Roberto Bolaño. Una serie de textos que no tienen desperdicio y que nos permiten adentrarnos en la diversidad de voces, tratamientos y perspectivas narrativas que el chileno planteaba desde su trabajo creativo.
         El texto que le da título al volumen, por ejemplo, es una suerte de novela corta en la cual discurren variadas claves de interpretación, tanto a partir del texto como de interpretación casi aleatoria: desde la situación de recuperación de referentes de identidad nacional que supuso para los argentinos la crisis económica tremenda en el periodo de De la Rúa; una referencia de variados filos a textos fundacionales de la literatura gauchesca (el Martín Fierro y, en cierta medida, algunos guiños a ese conglomerado de intenciones varias que es el Facundo de Sarmiento); una reflexión sobre la pauperización que trajo consigo el corralito y la falta de perspectivas laborales o de sobrevivencia en ese apocalíptico inicio de siglo XXI; es también, y en alusión abusiva por parte del que interpreta, probablemente, la postura de una visión de la literatura como vida (encarnada en el padre) y la literatura como medio (encarnada en el hijo): dos visiones encontradas pero nunca confrontadas. La solución que Bolaño da a la historia es perfecta, circular, presentida pero, al mismo tiempo, sorprendente.
         Jim, el soldado veterano que deambula por América Latina y protagonista del cuento que abre el conjunto de textos, se vuelve un personaje entrañable por su discreción. Al final desaparece de la vida del narrador. La voz que lo reconoce, simplemente expresa que nunca más se supo de él, aunque esa declaración encierra también otra importante: no era necesario saber más de él.
         “El policía de las ratas” es uno de los cuentos mejor logrados en el conjunto de la obra de Bolaño. Una historia de ratas que viven en sociedad en las alcantarillas de una ciudad que se imagina humana, tan humana como la fábula subterránea que el autor teje en clave de relato inscrito en la tradición de la novela negra de manera por demás efectiva. Pepe, el Tira, el Tirano, es una rata doble que persigue un objetivo noble, descubrir la razón por la que diversos miembros de la comunidad han desaparecido y la razón para que esto esté sucediendo. Más allá de la propia poética alrededor del texto, el cuento puede leerse, también, en clave de alegoría de las herencias que las dictaduras militares dejaron en nuestra región, herencias que fincaban sus posibilidades en el asesinato, la desaparición, el misterio: la ignorancia total sobre el destino de sus habitantes. Escalofriante por la naturaleza de los personajes descritos y por los hechos que se narran en él.
         “El viaje de Álvaro Rousselot” describe las peripecias de un escritor de mediano éxito que establece una misteriosa sincronía con las obras de un cineasta francés que lo llevan a sospechar un plagio consciente y el deseo de conocer al director que ha obtenido su reputación a partir de la filmación de las obras literarias de Rousselot. Relato desparpajado que se regodea en los detalles que parecen carecer de importancia pero que, al final, son los que realmente significan las motivaciones del protagonista. Una reacción inesperada del cineasta en el encuentro que el lector anhela, una reacción coherente pero inexplicable en el escritor. Y un retorno al estado de cosas precedente que, sin embargo, se ha modificado de manera tremenda para el escritor.
         “Dos cuentos católicos”, a pesar de la experimentación y la fragmentación temporal-narrativa de los dos cuadros que conforman el relato, me parece el texto más flojo del conjunto. Una reflexión sobre la naturaleza de la vocación y los elementos que cuestionan en la vida real las inclinaciones de los elegidos, o de los que se sienten elegidos. El cruce de las historias en un punto que nos deja en la perplejidad y en la magia de lo ambiguo que, para mí, se queda corto.
         Aquí ha quedado constancia también que, si bien el Bolaño narrador me parece excelente, es con el Bolaño ensayista con el que mi admiración es incondicional. Los dos textos que cierran el volumen, “Literatura + enfermedad= enfermedad” y “Los mitos de Chtulhu”, son reflexiones profundas sobre dos cuestiones esenciales: la forma en que la visión del mundo se modifica en presencia de la muerte, que es el destino final de la enfermedad, y la manera en que esas nuevas relaciones mundanas inciden en la poética de la escritura y en el mismo ejercicio cotidiano de la vida; la segunda es una conferencia acerca de los vicios, virtudes, manías y caracterizaciones políticamente incorrectas de la literatura latinoamericana de finales del siglo XX y principios del XXI (ésta se incluye también en el libro Palabra de América, junto a las conferencias de tantos otros escritores “jóvenes” a partir de un encuentro de escritores latinoamericanos llevado a cabo en España).
         Un excelente libro, por donde se le vea. Es el último volumen de cuentos que preparó el propio autor y un buen inicio para los neófitos que le quieran llegar a su voluminosa obra.

2 comentarios:

Jo dijo...

Bolaño lo puedo adorar pero como buena neofita haré brazo o espalda encorvada por si hay que traerlo cargando por dias...

:D

costa sin mar dijo...

no sé
los dos ensayos me han tenido el cerebro atareado durante muchos meses
ese vato traía sus cosas !!! jajajja