jueves, enero 21, 2010

Lluvias de basura

Y ahora llueven camiones de basura en la ciudad de México. Como una alegoría del tamaño de la crisis (económica, política, laboral, social, ética, emocional) que nos ha lanzado el inicio de este 2010. No es que del cielo caiga, de repente, un papelillo que el viento arrastró desde algún lejano lugar; o, vamos, una vaca despistada "levantada" por algún tornado. No. Ahora llueven camiones de basura. Y caen directo sobre los automóviles de gente común y corriente.
          Podríamos decir que esto es una alegoría de que el Estado (o la caricatura que padecemos) es algo que se encuentra (que se ha encontrado siempre) por encima de las posibilidades y obligaciones de los ciudadanos comunes y corrientes. Ahí iba el camionzote de basura muy campante, en una zona prohibida para su circulación y andando con un exceso de velocidad evidente (quesque "el peso le ganó"). Y ahora sale la autoridad a decir que habrá sanciones para los policías encargados de la vigilancia de los accesos al denominado "segundo piso", sanciones para los encargados de la administración del sistema de recolección de desechos, sanciones para "todos los involucrados". ¿Les cae? ¿Deveritas, deveritas?
          Porque resulta que "todos los involucrados" somos como un poquito más de cien millones de personas. Los que, a pesar de los baños de pureza que nos encanta echarnos de repente, formamos parte de una larga cadena de inercias históricas y culturales de las que nos cuesta desprendernos (o, mínimamente, cuestionar). ¿Ofendidos? Ya.
          ¿Como los “tuiteros” que se avisan donde está el alcoholímetro para evadir la sanción que corresponde por andar conduciendo sin un ápice de conciencia de la vida (la propia y la ajena)? ¿Como el gobernador que la libró campante del asesinato de niños en guarderías responsabilidad de su gobierno y que ahora también la va a librar por todo el dinero que se robó para apoyar al candidato de su partido a la gubernatura? ¿Como los empresarios que se inventan fundaciones de la más diversa naturaleza para evadir impuestos y, de paso, deslindar de responsabilidades al Estado de su responsabilidad de otorgar garantías mínimas a sus ciudadanos? ¿Como los profes que pagan para que los exenten de las evaluaciones de calidad que por ley deben de realizar? ¿Como los estudiantes que se escudan en la ley del mínimo esfuerzo para acceder a un “mejor futuro”? ¿Como los representantes populares que primero se chingan a sus votantes y después se hacen pendejos? Harta piel sensible, pero muy pocos argumentos.
          Si existiera una verdadera relación entre el lenguaje alegórico y la realidad, no estarían cayendo camiones de basura del cielo; estaríamos en un diluvio apocalíptico de mierda. Pero eso, seguro, ya todos lo sabemos.

1 comentario:

costa sin mar dijo...

una "tormenta de mierda"

bien
sólo había visto la onda de la gente a la que le cayó el camión
imagínate:
- ayer soñé que nos caía un camión
(cara de la esposa que piensa: las pendejadas de este vato)
a los dos segundos el camionazo, el esposo la mira con un gesto de: ves te lo dije
y los aplastan