lunes, octubre 25, 2010

Al transcurso de diez años/ todo quedará pagado...

1929 fue el año en el que nace el Partido Nacional Revolucionario (PNR) como una forma de generar mecanismos a partir de los cuales pudieran desterrarse las pugnas entre los jefes revolucionarios sobrevivientes y para controlar núcleos de población que se encontraba dispersa a lo largo del territorio. La fundación del PNR, el fin de la guerra cristera y la institucionalización del ejército fueron los acontecimientos que ponen fin al periodo violento del proceso revolucionario. El saldo de estos procesos es el nacimiento de una sociedad tranquila, con estabilidad política, pero que no puede aspirar a una democracia plena. Entre 1929 y 1940, el PNR logra generar un régimen autoritario cuyo poder centraliza la figura del presidente y las estructuras cupulares del partido. En ese sentido, ante conflictos políticos, el estado mexicano, a través del partido o de las atribuciones del ejecutivo, negocia salidas pacíficas pero también ejerce la represión para mantener el dominio del campo político.
[...]La revolución, durante su período de lucha y afianzamiento, confió plenamente sus destinos a los grandes caudillos populares: Madero, Carranza, Obregón y Calles fueron cada uno a su tiempo y en su oportunidad la garantía de la causa del pueblo. [...] Desaparecidos de la escena pública aquellos grandes jefes, la Revolución Mexicana confía sus destinos a todos sus hijos leales, agrupados al pie de la noble bandera, organizados bajos la disciplina severa que demanda al supremo deber de pagar en beneficios a la patria, la sangre que cayó en los campos de la lucha. Dentro de la Revolución Mexicana, en distinción y en honor a los líderes máximos que han cumplido su misión histórica, nunca más la jefatura de sus destinos será confiada a un solo hombre, y el Partido Nacional Revolucionario, responsable de los deberes históricos de la Revolución y de los intereses del pueblo que la inició y la sostuvo hasta la victoria final, va a asumir sus naturales y legítimas funciones y a ser el órgano de expresión política de la Revolución para fijar la doctrina a sus fieles y para imponer normas de acción a sus hombres representativos llevados al poder público.
Acta constitutiva del PNR
1929 será el año de la primera gran prueba para el PNR, la candidatura del señalado por el presidente Calles, Pascual Ortiz Rubio, se enfrentaba a la popularidad y empuje de José Vasconcelos. Finalmente, la disciplina y la represión se imponen y Ortiz Rubio inaugura el periodo conocido en la historia de México como el “Maximato”, es decir, la presencia e influencia de Plutarco Elías Calles como el “Jefe Máximo de la Revolución”. Emilio Portes Gil y Abelardo L. Rodríguez forman parte también de esta nómina presidencial, en cuyos periodos se consolidará el presidencialismo personalista como forma de ejercicio del poder.
          Calles calculaba que el candidato elegido para el periodo de 1934 a 1940, Lázaro Cárdenas, seguiría sus indicaciones, pero no fue así. En 1936, Cárdenas decide romper con él y lo manda al exilio. Con este hecho simbólico, inicia la transición del poder del “jefe máximo” (el caudillo) a la de la institución presidencial (la estructura designada por el partido). La presidencia de Cárdenas será recordada por muchos como la etapa en la cual se lograron cristalizar diversos anhelos que habían sido detenidos desde la época carrancista.
Hoy se giraron instrucciones para que salgan del país los señores General Plutarco Elías Calles, Luis N. Morones, ingeniero Luis León y Melchor Ortega, como consecuencia de la agitación subversiva en varios sectores del país. La voladura del tren de Veracruz, en la noche del 5 del actual, sobre la vía del Ferrocarril Mexicano, cerca de la estación Oriental, ha impresionado por las víctimas sacrificadas en este acto criminal en que no hubo la intención del robo, ya que no sacaron nada del propio tren, ni despojaron a los pasajeros de objeto alguno, sino producir alarma con actos terroríficos para sumarlos a otros actos de agitación, que el grupo amigo del General Calles ha venido planeando para sembrar la desconfianza en todo el territorio nacional. El gobierno, ante tal situación que pretende intensificar este grupo, procede a sacarlos del país con el propósito de evitar con ello medidas más drásticas en contra del referido grupo, y no dar lugar, a la vez, a derramamientos de sangre que ocasionarían una guerra civil.
Apuntes del Gral. Lázaro Cárdenas del Río,
9 de abril de 1936.
Cárdenas establecerá alianzas con grupos populares de campesinos y obreros, incluso con agrupaciones de tendencia radical como el Partido Comunista; pero, al mismo tiempo, establecerá alianzas con amplios sectores de la clase media y las élites. Probablemente el hecho más sensible de su administración tenga que ver con el impulso que dará a la reforma agraria y a los anhelos que, sobre todo el zapatismo, se habían expresado como demandas dirigidas a buscar justicia para los campesinos. Con Cárdenas comienza el reparto de tierras de buena calidad en zonas específicas del norte de México y la península de Yucatán sobre todo. De la misma manera, se plantea el esquema del ejido, una forma de propiedad que aseguraba la protección de la tierra en contra de apropiaciones o despojos ilegales. A partir de 1934, una ley firmada por el presidente convierte a los peones de las haciendas, campesinos que siempre habían estado sujetos al trabajo de las tierras de otros, en sujetos de repartición, por lo que la reforma agraria alcanza su mayor número de tierras repartidas durante esta época.
          Se impulsa también la educación socialista, lo que lleva a conflictos con la iglesia y los sectores más conservadores de la sociedad. Los maestros encargados de materializar muchas de estas reformas en cuestión educativa serán atacados, y en algunos casos sacrificados, por agrupaciones de católicos radicales y por caciques regionales. La educación se convierte en la punta de lanza de un proceso que busca la posibilidad de construir una identidad nacional: son los grandes momentos del muralismo mexicano, de las exploraciones de las raíces de la música mexicana desde la música de cámara, de las expresiones culturales de nacionalismo desbordado. Estas actitudes, sin embargo, tendrán también opositores convencidos de que ese proyecto podría aislar culturalmente al país y hundirlo en el provincialismo con respecto del resto del mundo, como el grupo Contemporáneos.
          Cárdenas será consciente de la necesidad de organizar los diversos sectores que confluían en el PNR. Es por eso que comienzan a surgir las confederaciones que atendían las demandas de grupos específicos: en 1936 surge la Confederación de Trabajadores de México, dirigida por Vicente Lombardo Toledano; dos años después, bajo el liderazgo de Graciano Sánchez hará su aparición la Confederación Nacional Campesina. Será precisamente en ese año cuando se dará la transformación del Partido Nacional Revolucionario en el Partido de la Revolución Mexicana, en éste, será evidente la organización a partir de sectores (obrero, campesino, popular y militar). La estructura establecida a partir de la nueva organización permitió una mayor eficiencia en el reparto de los puestos de elección, en este sentido, las pugnas por el poder se dirimían al interior del partido, más que en las elecciones llevadas a cabo fuera de éste.
          En 1938 se conjuntarán varias situaciones que llevarán a uno de los procesos más significativos simbólicamente hablando y que dará identidad práctica al proceso de construcción de identidad: ante un conflicto laboral en las empresas petroleras, el gobierno determina que éstas realicen diversas disposiciones a fin de mejorar las condiciones de trabajo de los obreros. Confiados en el apoyo del gobierno norteamericano, las compañías se niegan a acatar las disposiciones de las instituciones mexicanas. Cárdenas decide realizar la expropiación de la industria petrolera en perjuicio de diversas compañías que piden la intervención de los EU. Sin embargo, la inminencia de la Segunda Guerra Mundial evitará una intervención militar norteamericana a semejanza de las que se habían llevado a cabo en otros países de América Latina. La expropiación petrolera reforzó el sentimiento nacionalista y la idea de construcción de la nación cobró un vigor como nunca antes de su historia y, probablemente, como nunca después.
Las compañías petroleras han gozado durante muchos años, los más de su existencia, de grandes privilegios para su desarrollo y expansión; de franquicias aduanales; de exenciones fiscales y de prerrogativas innumerables, y cuyos factores de privilegio, unidos a la prodigiosa potencialidad de los mantos petrolíferos que la nación les concesionó, muchas veces contra su voluntad y contra el derecho público, significan casi la totalidad del verdadero capital de que se habla.
          Planteada así la única solución que tiene este problema, pido a la nación entera un respaldo moral y material suficiente para llevar a cabo una resolución tan justificada, tan trascendente y tan indispensable.
Lázaro Cárdenas,
Decreto con el que se nacionaliza la industria petrolera de México,
18 de marzo de 1938.
En este contexto es que hace su aparición el partido que se convertiría en la principal oposición al partido de Estado, el Partido Acción Nacional, fundado por Manuel Gómez Morín en 1939. La génesis de este partido tiene como finalidad principal enfrentar el auge de propuestas colectivas y de corte socializante. Los elementos visibles en esa asociación serían la iglesia católica que se oponía a la educación de corte socialista impulsada por el gobierno, y diversos terratenientes cuyos intereses habían sido lesionados por la reforma agraria emprendida.
          Será el PAN, junto con el Partido Revolucionario de la Unificación Nacional y el Partido Laborista, quienes impulsen a Juan Andreu Almazán, un general con influencia sobre todo en el norte del país, en contra del candidato de Cárdenas, Manuel Ávila Camacho. Después de una contienda reñida, y de acusaciones reiteradas de fraude electoral, Cárdenas logra imponer a su sucesor, lo cual genera dos nuevas condiciones en la historia del país: el dedazo y el desplazamiento total de los militares del poder. La Revolución, o lo que quedaba de ella, finalmente estaba más que encaminada para perpetuarse.

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