martes, noviembre 10, 2009

A gustito con el frío

Casi todo mundo se queja con los fríos de estos días en la Ciudad de México. Yo no. Me gusta el frío, me encanta la sensación de la nariz fría, de los dedos ateridos, de las orejas inexistentes. Me recuerdan mi infancia, mis caminatas por la montaña, el café con leche, mi padre atareado, mi madre y sus suéteres. Este es el Cerro Cabezón. La tradición prehispánica dice que fue un guerrero gigante petrificado mientras dormía. Si ponen atención, podrán ver que tiene la frente ancha, la nariz recta, los labios relajados y el mentón inexistente.
          En la cumbre de ese cerro amanecí muchas veces, nomás por el gusto de ver cómo el sol disipaba la alfombra acolchada de niebla que se posaba sobre el pueblo. Nomás por ver aparecer la iglesia del Señor de Huaxtla y las torres de la parroquia franciscana de casi cuatro siglos de historia. Nomás por poder lanzar un largo suspiro y echar a andar cuesta abajo, con las manos metidas en las bolsas de la chamarra. Y sentirme vivo, cálido, existente. A gustito.

1 comentario:

Jo dijo...

con este post medio escarchadito le diste un toque cálido

te fijaste?
ah....

que bonito