jueves, mayo 29, 2008

A propósito


A propósito de la necesidad de deslindarse de la política si uno es un escritor "de a deveras" y en sintonía con algunos comentarios vertidos en el blog de Ira (ver la carta que generó todo esto abajo) en donde se observa una urgencia neurótica por deslindarse de la realidad socio-política para dedicarse sólo a la literatura (?). Decía, a propósito, reproduzco un fragmento de "Los perdidos" un texto de Roberto Bolaño a propósito del poeta Rodrigo Lira. Lo magistral en el chileno es esa capacidad de plantear los problemas literarios aunados a la necesidad de pensar la identidad y la realidad social (incluso de ese mismo campo literario).

Lo mejor de Latinoamérica son nuestros suicidas, voluntarios o no. Tenemos los peores políticos del mundo, los peores capitalistas del mundo, los peores escritores del mundo. En Europa somos conocidos por nuestras quejas y por nuestras lágrimas de cocodrilo. Latinoamérica es lo más parecido que hay a la colonia penitenciaria de Kafka. Tratamos de engañar a algunos europeos cándidos y a algunos europeos ignorantes con obras pésimas, en donde apelamos a su buena voluntad, a lo políticamente correcto, a las historias del buen salvaje, al exotismo. Nuestros universitarios e intelectuales lo único que quieren es dar clases en alguna universidad perdida del Medio Oeste norteamericano, así como antes la meta era viajar y vivir a cuenta del mecenazgo neoestalinista, lo que para nosotros constituía un logro sin precedentes. Somos expertos en conseguir becas, becas que a veces nos conceden más por lástima que por merecimientos. Nuestro discurso de la riqueza es lo más parecido que hay a un libro barato de autoayuda. Nuestro discurso de la pobreza es un discurso imaginario en donde sólo resuenan voces de locos que hablan de resentimiento y frustración. Odiamos a los argentinos porque los argentinos son lo más parecido que hay en nuestros lares a los europeos. Los argentinos nos odian porque somos el espejo en donde ellos se ven como lo que son, es decir, como americanos. Somos racistas en el sentido más puro: es decir somos racistas porque estamos muertos de miedo. Pero tenemos suicidas ejemplares. Pienso en Violeta Parra, que compuso algunas de las mejores canciones de nuestro continente y que se peleó con todos y con todo y que se descerrajó un balazo junto a la carpa en donde cada noche cantaba y aullaba. Pienso en Alfonsina Storni, la mujer más talentosa de Argentina, que se ahogó en el Río de la Plata. Pienso en Jorge Cuesta, escritor mexicano y homosecual, que antes de meter la cabeza en una bolsa, se emasculó y clavó sus testículos en la puerta de sus dormitorio, como último regalo no correspondido. Estos suicidas ejemplares y sus hermanos gemelos, los que permanecen bajo la tormenta (entre otras cosas no porque les guste permanecer allí sino porque no tienen otro sitio adonde ir), hacen pensar que no todo está perdido, como la ola de neoliberalismo y el nuevo rebrote clerical pretenden elevar a categoría de dogma. Somos hijos de la Ilustración, decía Rodrigo Lira mientras paseaba por un Santiago que más que nada parecía un cementerio de otro planeta. Es decir, somos seres humanos razonables (pobres, pero razonables), no entelequias salidas de un manual de realismo mágico, no postales para consumo externo y abyecto disfraz interno. Es decir: somos seres que pueden optar en algún momento histórico por la libertad y también, aunque resulte paradójico, por la vida. A los innumerables asesinados por la represión hay que añadir a los suicidados por la razón, que es también el lugar donde vive el humor. Eso lo sabía Rodrigo Lira, que como tantos poetas latinoamericanos murió sin publicar nunca. En 1984, en una pequeña editorial, apareció un conjunto de sus poemas titulado Proyecto de Obras Completas. El libro, en 1998, era imposible encontrarlo en alguna librería. Nadie, sin embargo, se ha tomado la molestia de reeditarlo. En Chile se editan bastantes libros, la gran mayoría muy malos. La elegancia de Rodrigo Lira, su desdén, lo hacen inasequible para los editores. Los cobardes no editan a los valientes.

¿Les sonó algo conocido?

1 comentario:

Jo dijo...

Como usted sabe, la Federación Mundial de Asesinados no hace otra cosa que boicotear y desacreditar

Ni siquiera tienen estatutos, ni exigen que sus miembros soliciten inscripción en ella.
Cae uno asesinado e iso facto pasa a ser parte de la Federación de Asesinados
en una especie de Arca de Noé donde hasta hay mas algunos suicidas, porque según la doctrina verbal de la Federación,
los suicidas son también parte de ella, ya que un suicidio no es más que un tipo diferente de asesinato

ahora no se si confundirme con homicida o con suicida.