Aventurándome a tratar de descifrar los orígenes de la mitología heroica en la historia. Me encuentro un apunte de Miguel Ángel Gallo en el que propone que algunas de las características del héroe decimonónico, que muchas veces derivó en caudillo y/o dictador, tendría que buscarse en los supuestos que la novela de folletín creó en su desarrollo. De tal forma, parece posible que algunas de las acciones de gente como Napoléon o Bolívar estuviesen inspiradas por las acciones heroicas de personajes como Athos o Montecristo. Cabría preguntarse, si es que a alguno de los caudillos actuales le ocurre que de repente se pone a leer, ¿cuáles son sus modelos heroicos?
La figura heroica proviene de varias fuentes que en ocasiones nos aparecen con mucha nitidez, pero en otras se entrecruzan formando combinaciones y síntesis complejas de dilucidar. Una de estas indiscutibles fuentes es la mitología clásica: Hércules, Odiseo, Perseo, Mercurio, Neptuno, Zeus, Prometeo, Thor y muchos más dioses, semidioses y héroes están aquí presentes. Bástenos como ejemplos: Hércules y su fuerza (Superman); Mercurio, su atuendo y función de mensajero de los dioses (Flash, vestido igual en mucho al dios, y teniendo como atributo la velocidad); Zeus, dios del rayo (La antorcha humana); Thor, dios escandinavo, y Thor, héroe de comics, escondido tras la personalidad de un enfermo doctor yanqui.
Una segunda fuente importante son los personajes de leyendas y fábulas medievales, muchos de ellos a medio camino entre el paganismo y el cristianismo; muchos otros “escondidos” tras la verdad histórica: Sir Lancelot, el Rey Arturo, San Jorge, El Cid, Sigfrido, Robin Hood, Rob Roy, Guillermo Tell, etc.
Una de las fuentes más abundantes es la novela de folletín ya mencionada en capítulos anteriores. De ahí se extraen características generales que irán formando el “perfil” del héroe: valentía, nobleza, fuerza, belleza, personalidad, etc… Así varios personajes típicos del folletín serían: Dick Turpin, Pimpinela Escarlata,Capitán Blood, Sandokán, Sherlock Holmes, Nick Carter, los Tres Mosqueteros y otras creaciones.
Antonio Gramsci plantea una hipótesis muy interesante cuando se pregunta sobre los orígenes del Superhombre de Nietzsche: para él no hay que buscarlo solamente en sus raíces filosóficas, sino en algunos personajes de las novelas de folletín, citando a Montecristo y Athos de Alejandro Dumas; Vautrin y Rastignac, de Balzac; a Julián Sorel de Sthendal. Dos aclaraciones importantes: Balzac y Sthendal participaron también en las creaciones folletinescas, aunque su obra rebase en mucho estos marcos. La otra aclaración: es de notarse que los tres autores mencionados son franceses del siglo XIX y en este sentido estuvieron influidos por la personalidad de Napoleón Bonaparte, modelo en gran proporción de las teorías acerca del papel de las grandes personalidades en la historia, aunque físicamente haya estado muy lejos de ser un superhombre. Es obvio que en este sentido es otro el tipo de grandeza al que se alude.
Tres personajes de Dostoyevski nos hacen pensar en las tesis nietzscheanas del superhombre: Iván Karamazov (en Los hermanos Karamazov), Raskolnikov (en Crimen y castigo), y el príncipe de Humillados y ofendidos.
Y ya que de literatura hablamos, no podemos olvidar a los célebres “ladrones de guante blanco”: Arsenio Lupin, Fantomas y Raffles. Sin embargo, complementando la cita de Gramsci podemos apuntar que, a su vez, los folletineros son en alguna manera influidos por las filosofías individualistas burguesas que arrancan del siglo XVI, y que llevarán en su desarrollo a las visiones “caudillistas” de la historia, sostenedoras estas últimas de las tesis acerca del papel de las grandes personalidades en la historia.
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