jueves, mayo 18, 2006

Días extraños

Ha resultado bastante extraño los últimos días, y con el pretexto del Día del Maestro, echar un vistazo a estas cuestiones de la educación, no sólo en nuestro país sino, prácticamente, en el mundo entero.

Perry Anderson en Los orígenes de la posmodernidad, alude que uno de los signos de la abandono del proyecto de la modernidad es que las burguesías han renunciado a la educación y la cultura como un horizonte que les satisfaga. Lo anterior se resume en la idea de que los ricos son cada vez más burros. De ser una burguesía ilustrada se han convertido en una sociedad del entretenimiento. Los ricos ya no son fundadores o patrocinadores de laboratorios, universidades o proyectos artísticos, ahora son las estrellas de los reality shows o de las portadas de revista tipo Caras u ¡Hola!

No debería de asustarnos tal perspectiva cultural, de hecho los que no pertenecemos a tan selecto grupo deberíamos de echarnos en nuestro cómodo sillón a divertirnos de las estupideces y los sinsentidos que protagonizan. Sin embargo, no nos hemos detenido a pensar (y si lo hemos hecho, nos hacemos completamente pendejos por las implicaciones que tiene) en la cuestión de que esa burguesía, arribista o hereditaria, es la que actualmente tiene las riendas del mundo. Y las riendas hablando no sólo en términos políticos (hay que ver cuántos presidentes bestias hay en las cúpulas [y en las cópulas] del poder), sino en términos de propiedad de los medios de producción, de los medios masivos de comunicación, de dirigencia de los grupos religiosos más reaccionarios.

La educación nunca había estado más en crisis que en estos días. Días extraños. Porque parecería que las cifras desmienten al amarguete éste que se dedica a quejarse de todo. En estos días el presidente del que lo votaron (seguramente una masa a la que no le importó el bajísimo nivel intelectual del vaquero bonachón que representaba), Vicente Fox, inauguró una ballena blanca (porque el concepto de elefante blanco se queda corto, y porque Gabrielito Orozco, ése nuevo mesías de la plástica mexicana, colgó un esqueleto de ballena en ese recinto) a la que se le ha dado el nombre de uno que sí era ilustrado y que sí tenía una idea moderna (en términos de modernidad) de lo que era la educación: José Vasconcelos. Creo que este hombre, al que se le impidió violentamente ser presidente de México en los albores de lo que se llegaría a llamar la “sociedad revolucionaria”, junto con Domingo Faustino Sarmiento en la Argentina, han sido de las figuras cimeras en la lucha contra la ignorancia y la falta de crítica.

Mientras escuchaba al presidente Fox hacer un panegírico de la lectura en la inauguración de la ballenota, observé que el tipo ha sido de una coherencia impresionante hasta en esta cuestión. Si tomamos en cuenta que ha hecho todo lo contrario a lo que prometió en su campaña, podemos decir que esas ideas de que “la lectura ayuda a la libertad”, “la lectura es una cuestión irrenunciable”, “la lectura enseña a pensar”, etcétera, han sido llevadas a cabo totalmente por un hombre que ha mostrado que no cree en nada de lo que dice. Coherencia total con alguien que homenajea al gran José Luis Borgues, que tienen una esposa admiradora de la gran Rabina Tagore, una secretaria de cultura que ya casi acaba de leer el cuento del dinosaurio de Monterroso, y que pertenece a un partido que, seguramente, y después de que se dieran cuenta que un tal José Saramago defendía a Elena Poniatowska, corrieron con un maestro de primaria a que les aclarara si el escritor en cuestión era machín o fémina, no fuera a resultar después que el Premio Nobel portugués en realidad era José Sara Mago.

Estamos gobernados por una retahíla de burros (con el perdón y el respeto que pueden inspirar tan nobles bestias). Los líderes del mundo han decidido que la educación y la asimilación de la cultura es algo completamente estorboso. Para qué aprender a dialogar y a criticar, si con la “mano dura” es más que suficiente para mantener el sacrosanto y bienamado orden. Para qué privilegiar la educación si la mayoría de esos jodidos se van a ir de mojados, a saltar tres bardas y esquivar dos-trés grupos de güeros racistas (incultos e ignorantes, también) para al fin poder alcanzar, ya no el progreso (esa cosa cada vez más ambigua), sino solamente la supervivencia.

Vivo en un país de burros en el que a los que están en el poder no les interesa que sus gobernados lean. Recuerden esa maravillosa frase de Fox cuando aconsejaba a la gente que no leyeran los periódicos o los libros porque sólo decían mentiras. Vivo en un país de snobs: dícese de aquellos “farolitos” que se complacen en hablar de libros que no leyeron, películas en las que se durmieron, filósofos con nombres que no saben pronunciar, músicos a los que sólo oyen en las reseñas de las revistas trendy, espectáculos a los que asisten porque tienen para pagar el boletito, conciertos de músicos extranjeros de complejidad inentendible pero “súper cools”, viajes a lugares “reconocidos” como “la Meca de la civilización” [léase Nueva York, París, Londres, etc.], clases de yoga y tarot, y clases en universidades impagables.

La mirada de asombro sigue dirigida hacia el exterior. Lo mejor sigue estando en el posgrado en el extranjero, en la renuncia al exotismo tercermundista por la asimilación de la superioridad primermundista. Aunque en esos lugares estén en las mismas condiciones. Aunque existan niveles de analfabetismo que no distan mucho de los de países en eterna guerra civil o con crisis económicas y políticas recurrentes. Veamos por ejemplo lo que ocurre en los Estados Unidos:

Hay cuarenta millones de estadounidenses con un nivel de lectura de tercero de primaria: se trata de analfabetos funcionales. [...] Del mismo modo, también sabemos que un adulto norteamericano se pasa 99 horas leyendo libros, frente a las 1460 horas que se dedica a mirar la tele. También he leído que sólo el 11% de los americanos se molesta en leer el periódico. Vivir en un país donde hay cuarenta y cuatro millones de personas que no saben leer, y otros doscientos millones que saben pero normalmente no lo hacen, resulta aterrador. Un país que no sólo produce estudiantes analfabetos en masa sino que parece apegarse a su condición de necio e ignorante no debería estar gobernando el mundo..., al menos hasta que una mayoría de sus ciudadanos sepa localizar Kosovo (o cualquier otro país que haya bombardeado) sobre el mapa. [Tomado del libro de Michael Moore, Stupid White Men].

En un mundo en donde los menos cultos son los que dirigen y administran, a mí lo único que me queda es el miedo y la resignación. Hemos llegado a una etapa histórica en donde el Apocalipsis es una realidad tajante. El Apocalipsis es la neta. Díganme si no eso es lo que reflejan estas cifras, relación directa entre la ideología de los que tienen y la imagen que han construido:

Yale y Harvard. Princeton y Dartmouth. Stanford y Berkeley. Consigue una licenciatura en alguna de estas universidades y ya no tendrás que preocuparte por nada en la vida. ¿Qué importancia tiene que el 70% de los graduados de dichas instituciones jamás hayan oído hablar de la Ley del Derecho al Voto o del programa para una Gran Sociedad del presidente Lyndon Johnson? “¿A quién le importa?”, te preguntas sentado en tu villa toscana observando la puesta del sol y paladeando la buena marcha de tus negocios.

¿Y qué más da si ninguna de estas universidades punteras a las que acuden estos ignorantes requiere un solo curso de historia americana para licenciarse? ¿De qué sirve la historia si uno va a ser el futuro amo del mundo?

¿A quién le importa si el 70% de los universitarios estadounidenses se licencia sin haber aprendido una lengua extranjera? ¿Acaso no habla inglés todo el mundo? Y si no es así, ¿no deberían aplicarse de una vez esos putos extranjeros?

¿Y a quién le importa un carajo que, de los sesenta departamentos de literatura inglesa de las grandes universidades americanas, sólo veintitrés exijan a sus alumnos de lengua inglesa que aprueben un curso sobre Shakespeare? ¿Puede alguien explicarme qué tiene que ver Shakespeare con el inglés? ¿Y de qué sirven cuatro mohosas obras de teatro en el mundo de los negocios? (Ibid.)

En tiempos en donde la incultura gobierna, y en donde la incultura es elegida por la incultura, ¿qué nos queda a los pobres maestros que, por determinada razón, tomamos conciencia de esto? Yo he renunciado a cambiar al mundo. “Desde las montañas del Poniente de la Ciudad de México”, me suena una rúbrica bastante mamona, poco original y, viendo los antecedentes, nada efectiva. Hoy lo que hago, y lo que espero poder seguir haciendo, es que mis estudiantes tomen conciencia de que este proceso no puede seguir de la misma manera. Cuando doy clases en la Ibero, pretendo que esos muchachos, entre los cuales seguro habrá más de uno que en el futuro ponga a bailar a varios perros, tenga una idea aproximada de los beneficios que esas cosas raras llamadas conocimiento y conciencia de la cultura tienen para los pueblos y para la humanidad. Si voy a ser gobernado por un burgués, que sea un burgués ilustrado. A mis chavos de la Prepa Lázaro Cárdenas en una de las zonas marginadas del DF, les intento transmitir la posibilidad de la crítica, el razonamiento y el escrutinio inmisericorde. Si no están destinados a dirigir (fatalismo de un pesimista profesional, los que todavía creen en las bondades del sistema, por favor, discúlpenme), que aprendan a elegir quién los dirige.

Porque llegado a este punto podemos preguntarnos: ¿Realmente sabemos a quién elegimos y por qué lo hacemos? ¿Estaremos eligiendo a nuestros semejantes? Como dice Moore:

Por eso los extranjeros no se sorprendieron de que los [norte]americanos, que suelen regodearse en su estupidez, “eligieran” a un presidente que rara vez lee nada -ni siquiera los informes que se le entregan- y piensa que África es un país en lugar de un continente. El líder idiota de un país idiota.

Suena conocido, ¿verdad?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Amigo:
Felicidades por tu blog. Me gustan los temas que tratas. "Herejías" es el texto, entre los recién escritos, que más me ha gustado. Noto que has realizado muchas lecturas básicas para entender estos tiemos y que, al mismo tiempo, te das excelentes clavados a los íconos, temores, ansiedades, "comezones", etc. de nuestros días. Muy bien. Por cierto, por ahí se te fueron unos dedazos. Un saludo enorme.

Anónimo dijo...

Por cierto, a mí también se me fueron unos dedazos. Doble saludo nocturno.