jueves, enero 18, 2007

Quiero escribir, pero...

¡Traigo una sequía literaria! Por más que intento nomás no. Me siento completamente cercado. De repente se me ocurre algo, o me acuerdo que se me había ocurrido, y cuando intento escribirlo sobre la pantallita nomás no. A veces tengo unos sueños fenomenales, de best seller o de Premio Nobel, y cuando despierto la historia ha partido a terrenos más lejanos. Intento habitar en la memoria y me doy cuenta que soy un paranoico al que no le gusta hablar de su vida privada. Intento hablar de la vida privada de mis familiares, amigos, conocidos; y me doy cuenta que sus historias me parecen tan buenas que desearía haberlas vivido yo, y entonces prefiero esperar a que me pasen a mí. Intento hablar de la vida cotidiana, de los gatos dándole en la madre a mis sillones, del café que hoy sabe más amargo que de costumbre, de la basura que se está acumulando junto al fregadero; y descubro que lo cotidiano es tan aburrido que seguramente no vale la pena ni contarlo.
Entonces me pongo a leer y me doy cuenta lo lejos que está la Ítaca que he elegido. Sé que lo que me gusta está muy lejos de lo que yo podría hacer y entonces quiero escribir, pero...
De los lejanos, por ejemplo, éste:

Intensidad y altura

Quiero escribir, pero me sale espuma,
quiero decir muchísimo y me atollo;
no hay cifra hablada que no sea suma,
no hay pirámide escrita, sin cogollo.

Quiero escribir, pero me siento puma;
quiero laurearme, pero me encebollo.
No hay toz hablada, que no llegue a bruma,
no hay dios ni hijo de dios, sin desarrollo.

Vámonos, pues, por eso, a comer yerba,
carne de llanto, fruta de gemido,
nuestra alma melancólica en conserva.

Vámonos! Vámonos! Estoy herido;
Vámonos a beber lo ya bebido,
vámonos, cuervo, a fecundar tu cuerva.


Vayamos pues...


Más poemas de César Vallejo acá.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Edgar, corriendo el riesgo de sólo describirte el agua, te comento lo que en su momento me dijo el maestro Hugo Hiriart:

El bloqueo en la escritura es un problema del ego, no de la pluma. Tu mismo dices "Entonces me pongo a leer y me doy cuenta lo lejos que está la Ítaca que he elegido."

Como dijo Hiriart: escribe, sienta y escribe. No importa lo malo que te parezca, escribe. Después, siéntate y corrige. Cualquiera puede sentarse y corregir. Corrige hasta que te sientas satisfecho.

Como sientes que lo que escribes no está a la altura de tus gustos, no puedes escribir. Esto es muy bueno, porque quiere decir que tienes buenos gustos. Sigue escribiendo. luego corrige. Pule cada frase hasta que te agrade. Revisa cada párrafo hasta que diga exactamente lo que quieres.

Eso me dijo Hugo Hiriart. También, quizá, valga para lo que escribes. También recuerdo el consejo de Danielewski:

Escribe algo que ames. El amor te ayudará a sobrellevar los momentos difíciles, a tener la fuerza para terminar una obra.

* * *

Muy bueno el poema de Vallejo, por cierto. Pero si te sientas a leerlo con mucha calma, te darás cuenta que no son más que palabras una detrás de la otra. Cualquiera puede hacerlo :P

Saludos

Luis Panini dijo...

Hola, Edgar,

Creo que todos los que escribimos, profesionalmente o no, nos vemos de vez en cuando atorados en estas "sequías literarias", como bien las has llamado.
El año pasado encontré la solución a este problema. De hecho, es bastante sencilla. Aquí te dejo el link:

http://luispanini78.blogspot.com/search?q=magolo+ha+muerto