lunes, enero 15, 2007

¿La soledad del individuo o la esperanza de la humanidad?


Viendo películas con harto retraso, me topé con Children of Men, la más reciente cinta de Alfonso Cuarón. Este es un director que me gusta. Si bien sus obras mexicanas (Sólo con tu pareja e Y tú mamá tambien...) no son de mi agrado y se me hace de lo peorcito del llamado “nuevo cine mexicano”, creo que su obra en Hollywood nos ha dado más material para juzgar su versatilidad y la diversidad de temas que trata. Dejando a un lado su oscura versión de Harry Potter (la mejor de la serie, creo yo, hasta ahora), su trabajo en cintas como A Little Princess y Great Expectations, han dado una buena muestra de las capacidades de este, joven aún, director de cine.
          Después de ver Children of Men, entendí por qué no me gustan las películas de Alejandro González Iñárritu. Así, por contraste. Y lo entendí cuando me di cuenta que la imagen del mundo que los dos directores han creado en su obra difiere en los planteamientos. Mientras Iñárritu se solaza en contar historias tristísimas y deprimentes en donde nunca hay un sólo momento en que la vida se ponga a mano; Cuarón retrata un mundo que puede ser igual de injusto y ojete, pero que incluye lo que de humano queda en el hombre: el humor, la solidaridad, el entendimiento. Iñárritu se clava profundamente en el individuo y lo que pide para sí (Arriaga es un excelente guionista con tropezones en la construcción de reacciones emocionales en algunos de sus personajes, aunque Los tres entierros de Melquíades Estrada es muy buena); Cuarón retrata una realidad que atañe a lo que la humanidad puede construir o destruir sin darse cuenta.
          Esta fábula trágica de ciencia ficción narra la situación absolutamente apocalíptica (y en esto hay que ser claros, las imágenes que construye el director en su película son las que corresponderían a un futuro como los pesimistas creemos que va a ser; no tiene esa refinada limpieza de la ciencia ficción tecnológica tipo Yo, robot; ni la suciedad artificial al estilo 12 Monkeys; Children of Men ocurre en una sociedad a punto de colapsarse y absolutamente sucia, real) que vive la humanidad en el año 2027, época en la cual ninguna mujer puede concebir bebés. El fin de la humanidad está marcado por la imposibilidad de reproducirse como especie. Y por los problemas que cuestiones como la inmigración tienen en países como el Reino Unido, en donde el fascismo opera sorteando los obstáculos de diversas agrupaciones terroristas. Es en este contexto en el cual una chica resulta estar embarazada, lo que otorga una nueva esperanza a la humanidad. El trabajo del protagonista Theo (Clive Owen) será llevar esa semilla de esperanza hasta el mar, en el cual una embarcación de una asociación clandestina llamada The Human Project, se hará cargo del bebé y la madre.
          Podemos decir que la esperanza y la solidaridad es el eje central de esta cinta. Valores que contrastan con el oportunismo político y el individualismo exacerbado que muchos de los seres humanos ejercen en el mundo actual. He ahí la diferencia y la causa de mi malestar con respecto a la obra de Iñárritu: él habla del pobrecito individuo que está atrapado en una sociedad a la cual no puede contradecir o cambiar; Cuarón habla de una sociedad en la cual la esperanza para la especie todavía es posible. Iñárritu plantea la visión de un mundo corrupto y sin remedio; Cuarón alude en cada una de sus escenas a las posibilidades de lo sagrado y a la existencia de elementos como la fe, que dan una nueva visión de la vida, esto es, lo sagrado como la posibilidad de la vida.
          Como nota final, creo que la actuación de Sir Michael Caine como un hippie trasnochado es, simplemente, genial. Lleno de humanidad, llevando a cuestas sus broncas personales, pero con una visión de la vida que ya quisiéramos más de uno. Personajes recordables, bien dibujados. Cinta memorable, se tiene que ver.

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