Un libro que después de una sacudida confundió todas sus palabras sin que hubiera manera de volverlas a poner en orden.
Un libro cuyo título por pecar de completo comprendía todo el contenido del libro.
Un libro con un tan extenso índice que a su vez éste necesitaba otro índice y a su vez éste otro índice y así sucesivamente.
Un libro que leía los rostros de quienes pasaban sus páginas.
Un libro que contenía uno tras otro todos los pensamientos de un hombre y que para ser leído requería la vida íntegra de un hombre.
Un libro destinado a explicar otro libro destinado a explicar otro libro que a su vez explica al primero.
Un libro que resume un millar de libros y que da lugar a un millar de libros que lo desarrollan.
Un libro que refuta a otro libro en el cual se demuestra la validez del primero.
Un libro que da una tal impresión de realidad que cuando volvemos a la realidad nos da la impresión de que leemos un libro.
Un libro en cual sólo tiene validez la décima palabra de la página setecientos y todas las restantes han sido escritas para esconder la validez de aquella.
Un libro cuyo protagonista escribe un libro cuyo protagonista escribe un libro cuyo protagonista escribe un libro.
Un libro, dedicado a demostrar la inutilidad de escribir libros.
"Libros" de Luis Britto García en Rajapalabra.
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