Cuando la ternura se te hace insoportable
y el olor de la yerba quemada te despierte,
estaré preguntándome en qué sitio
amanece tu sombra.
Serán largas las noches.
Y mis palabras se te harán visibles
cuando crezca la hoguera.
Estaré no sé dónde conjurando la lluvia
que ahuyente los vestigios del peligro.
Aquí en mi vientre madurará el silencio.
Lo sentirás si pones el oído en la tierra.
Se dormirá en tu boca.
Será como una porción de un hombro mío
rompiendo la mañana
o quebrando el calor del mediodía.
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