viernes, marzo 23, 2012

Día veintiocho: un libro que me haya asustado


Filosofía de alcoba del Marqués de Sade
Una de las “travesuras” del divino Marqués. Cuando la leí no tenía idea de lo que la literatura de Sade representaba. A pesar de no considerarme un puritano, me escandalicé un poco con la serie de torturas que el libro describía con una ferocidad característica del inspirador del sadismo.
         Presentada como una obra de teatro (hoy me asalta la duda acerca de si, en esta era de performances y arte extremo, alguna compañía se atrevería a presentarla como tal), los diálogos que le dan vida narran la historia de la virginal Eugenia, una adolescente a la que pretende “educar” un libertino llamado Dolmancé. Con una serie de personajes a la par de bizarros, reveladores de ciertos vicios de los seres humanos, la obra transcurre en una lenta, minuciosa y excesivamente descrita iniciación de Eugenia. No faltan elementos como la sodomía, los ganchos en los pezones, los golpes, las puntas al rojo, el escarnio verbal, entre otras linduras. En la conclusión de la obra, acude la madre de Eugenia que, ante su transformada hija, es asesinada con lentitud y entre torturas infames.
         Sade trastocó por completo las tradiciones literarias de su época. En un lenguaje llano llevó a escena muchas de las fantasías y perversiones que existían, como inquietud o como realidad, en el mundo europeo de finales del siglo XVIII. Su gran tragedia fue, precisamente, tratar de igualar obra con vida. Varias prisiones dieron fe de su osadía.

Donatien Alphonse Francois de Sade, “La filosofía del tocador”, Obras completas (tomo 2), México, Lagusa, 1989.

1 comentario:

El Corsario Negro dijo...

Bueno, la verdadera osadía de Donatien François fue el exhibir la hipocrecía y la corrupción moral de una aristocrácia que hasta esas fechas se presumía como "superior" a la plebe. A la raza, como dirían los juniors de hoy en día.
Por que su época fue la fecha de demostrar que muchos de aquellos que se la dan de santos, cual Padres Maciel cualquiera, resultan ser mucho mas corruptos y pervertidos que el marqués.