lunes, mayo 18, 2009

Terminé el texto


Acabo de imprimir la bibliografía de mi tesis de maestría. Como ha venido apareciendo por acá de manera reiterada, el trabajo es sobre Héctor Germán Oesterheld y su idea del héroe colectivo. Ayer concluí la escritura del texto y está listo para que el asesor destruya lo que sea necesario destruir. Se siente raro. En lugar de un alivio creciente, siento una especie de ansiedad creciente. Me siento inquieto, más preocupado que cuando veía lejana la conclusión del trabajo. Esperaremos los resultados de la revisión, el nombramiento de los sinodales y la burocracia procedente. Siento como si estuviera regurgitando un bezoar. Les comparto los últimos párrafos de mis "Reflexiones finales".

[...] En cualquier sentido, el autor ha dejado un legado que difícilmente podrá ser pasado por alto: transformación de la manera de contar la Aventura dentro de la tradición argentina; invención del oficio de guionista dentro de una industria que logró mucho de su auge en la llamada “época de oro” debido en parte a las formas de trabajo implementadas por Oesterheld; la necesidad de dotar de una verisimilitud de blindaje grueso a los ambientes, escenarios y personajes habitantes de sus viñetas; la posibilidad de asaltar los géneros de aventura que tocaba (ciencia ficción, terror, western) y transformar las estructuras precedentes que llegaron a considerarse inamovibles; ubicar la Aventura en “domicilios” hasta entonces tratados sólo por medio del humor o la hipérbole en espacios llenos de significados para su lector (la ciudad de Buenos Aires como escenario privilegiado); llevar la coherencia de su trabajo creativo hasta las parcelas de su propia vida y sucumbir en esta convicción.
         Su idea del “héroe colectivo” (ese héroe de múltiples habilidades, pluriclasista, perseguidor de objetivos comunes), resulta una concepción hermosa en un tiempo lleno de aislamiento, fragmentación y egoísmo. Sin embargo, quedan espacios en los que la voz de Oesterheld tenga, probablemente, mucha resonancia. Las luchas por la defensa de la tierra, del ambiente, de la vivienda, de los derechos sociales, de los derechos políticos, de la vida. Los Ello no han mudado sus rostros, antes han desnudado y legitimado por completo sus intenciones. Es necesaria la emergencia de ese “héroe colectivo” que pueda cuestionar, pensar, discutir, manifestar, atacar la pretensión de hegemonía de un interés que cada vez se aleja más de la caracterización de “lo humano” que hizo HGO a lo largo de su obra.
         Es probable que este trabajo no ahonde en las justificaciones “teóricas” o “sociológicas” sobre las ideas expresadas por el autor en su obra. Creo que hay autores que lo han hecho con una dedicación total, inspirados por las historias múltiples que rodean a Oesterheld. A mí me gana, completamente, la sorpresa, el acercamiento, el zoom a un personaje-persona al que encontré por casualidad y que movió estructuras de mi pensamiento que no había planeado conscientemente tocar. Eso alimentó mi trabajo: darle primacía al relato sobre las reflexiones que éste despertaba. Porque era necesario tener un marco de referencia que es reflexión en sí mismo. Oesterheld fue, para mí, mucho más que eso.
         Lo que guió a este trabajo fue la admiración. La búsqueda de significado del trabajo intelectual y la vida personal de un hombre que dio todo por lo que pensaba. Que nunca se detuvo para expresar sus desacuerdos. Que creyó que el mundo podría ser un lugar distinto al que le tocó vivir. Que dirigió sus esfuerzos por darle sentido a sus convicciones. Que fue coherente hasta el final. Un convencido de que el espíritu del ser humano era algo que nunca se extinguiría.

3 comentarios:

El Corsario Negro dijo...

¡Felicidades por terminar!

¿Y qué, vas a poner una versión Creative Commons en la red?

Jorge Claudio Morhain dijo...

Hermano:

Mi famoso ensayo (porque lo es, aunque inédito en papel) "La Argentina Premonitoria en El Eternauta de Héctor Germán Oesterheld" también fue tesis de maestría. La diferencia es que TODO lo que soy en la vida lo debo a ese hombre: mi modo de pensar, mi modo de cultivarme, mi modo de escribir, y, sin duda, porque me educó de muy niño, mi modo de sentir.

Gracias. Y bienvenido al club de fanáticos incurables.

Jorge Claudio Morhain
(búscame en la web)

Anónimo dijo...

Muchas felicidades
terminar algo es empezar algo
espero me invites al examen de grado
ah que gusto! :)
atte erika selene