Alguien se ha preguntado alguna vez por qué no hay escritores guapos. La mayoría de los escritores, de los buenos escritores, tienen cara de cagada de perro. Parece que hay una especie de relación directa entre el talento de un escritor y su portada físico-estética. Algo pasa, por ejemplo, con Milán Kundera, checoslovaco que tuvo que salir huyendo de su patria justo después de que la Primavera de Praga ocasionara que los rusos le hicieran a los checos lo que los gringos a Salvador Allende. Pues bien, que el malacara de Kundera escribió una obra teatral maravillosa en honor a Denis Diderot y a esa novela blasfema publicada en el crepúsculo del siglo XVIII, Jacques el fatalista, que dio como resultado el texto Jacques y su amo, obra que vi excelentemente montada el pasado domingo y que me ha dejado con un encogimiento del corazón al tomar conciencia, nuevamente, de que la distancia entre un aprendiz de escritor y un dios del texto es, alfinalmente, excesiva y gigantesca. Tienen que ver la obra. Su última semana es ésta y se presenta el jueves y viernes a las 8:00 pm y el sábado a las 7:00 pm. Es gratis y está en el foro Antonio López Mancera del Cenart, dirigida por Alejandro Velis. De veras disfrútenla.
1 comentario:
Heeeey, no habrá muchos escritores guapos pero ah que rechulas somos las escritoras... Ohhhh, bueno, igual no somos unas estatuas etruscas pero hay algo hermoso en los ojos de una persona que vive para haraganear. Hay algo de basura del mundo esperando en el abrazo de cada escritor, por eso me encantan.
Mi vicio chingá, mi vicio.
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