domingo, marzo 08, 2009

"Entonces lucharemos a la sombra..."

"La batalla de las Termópilas" de Mort Cinder de Oesterheld y Breccia

(H)ojeando la versión de la Batalla de las Termópilas de Frank Miller, no puedo dejar de pensar en que el conocimiento y la cultura pasa también por el filtro del prejuicio cuando de prestigio se trata. 300 es un buen cómic, duro, que se clava en la psicología de algunos personajes. Y sin embargo, cuando uno revisa "La Batalla de las Termópilas" escrita por Héctor Germán Oesterheld para su serie Mort Cinder, es inevitable no pasar por alto la capacidad que el argentino tenía para contar historias.
300 de Frank Miller y Lynn Varley

El estilo de dibujo de Breccia (padre) se presta a la perfección para la narrativa aventurera de HGO. El dibujo de Lynn Varley, sin embargo, se muestra disparejo a lo largo de la historia contada por Miller. Y no obstante, pocos conocemos la versión oesterheldiana de este acontecimiento narrado por Heródoto y llevado al cine como The 300 Spartans (Rudolph Maté, 1962); así es como la versión de Miller es ampliamente (re) conocida por la versión cinematográfica que hizo Zach Snyder en el 2006.
          El avasallamiento cultural norteamericano algo tendrá que ver. Así como todos damos por sentado que LA versión del cómic de Miller sobre los 300 espartanos es la mejor (o, peor, la única); así aceptamos que Truman Capote inauguró el género de la non fiction novel con In Cold Blood de 1966 (a pesar de que Rodolfo Walsh publicó Operación Masacre en 1957); también aceptamos que Will Eisner inauguró la historia de la novela gráfica con A Contract With God de 1978 (a pesar de que el propio Oesterheld publicó la primera parte de El eternauta en 1961 con un formato que tenía todas las características de la novela gráfica).
          Así, no es de extrañar que la mayoría de la gente (mexicanos incluidos) pongan cara de extrañamiento cuando alguien les informa que el invento cultural más influyente del siglo XX (la TV a color) es obra de un mexicano: Guillermo González Camarena.
          El colonialismo no funciona solamente en lo económico. Teje sus redes lenta pero consistentemente en las cabecitas de sus apresados.

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