miércoles, febrero 11, 2009

Bitácora de lo imposible


00:01
Hoy no existe el tiempo, sólo tú.
A horcadas sobre el lomo de las horas repaso entre suspiros tu recuerdo.
Hoy no existes tú, sólo el silencio.
Al final vendrá el sueño lleno de ti.
Hoy no existe el sueño, porque mis ojos continúan abiertos.

03:00
El cerebro a las tres de la mañana es una bola de cebo maldiciente.
Te pienso en los sonidos de una ambulancia que recoge a lo lejos la mañana.
Los poemas a esta hora saben a café rancio.
El moho de mis temores anida entre los agujeros de mi alma.
Imagino. Te imagino. Me imagino.
El caso no es ser paranoico, sino ser lo suficientemente paranoico.

06:00
Dios dijo ‘hágase la luz’ y el sol ocultó una irónica sonrisa.
En los ojos traigo tatuado tu nombre y las sombras me persiguen por el cuarto.
Escucho a un tipo en la radio hablar sobre ‘el amor’, es un poeta y cree saber demasiado.
En otras noticias un tipo ha asesinado a su mujer por que ésta ha osado decirle que en realidad ama a otro hombre.
¿Quién sabe más del amor, el asesino o el poeta?
Alguien me contesta al fondo de mi inconsciencia. Pero he dejado de escuchar y los rumores de tu cuerpo se me escurren lentamente entre los dedos.

07:35
Allá va otra vez, certero.
Te me escapas de los labios mientras digo un ¡buenos días! ¿Cómo estás?
Te alcanzo cuadras adelante y tu nombre quiere ponerme una zancadilla.
Casi me atropellan, pero al final el auto se detuvo. Teoría no tan disparatada.
Pasa un camión y me subo. Por un momento creo vengarme de tu nombre que se ha quedado parado a media calle, cuando descubro que me sonríe burlón por el espejo retrovisor.
Solamente sonrío.
En mi camino he pisado a tres personas y se me ha olvidado pagarle al chofer.
Ahora escucho tu carcajada.

11:00
Un momento a solas y el ruido para.
La soledad es el aprendizaje de la paciencia.
Le doy vueltas a ciertas cosas y trato de trabajar.
Escribo a medias, pienso a medias; sonrío más, me lo han dicho.
Alguien menciona mi nombre y prefiero no hacer caso.
Me descubro escribiendo ‘Te quiero’ en la primera página del diario.
Recuerdo que el periódico no es mío.

16:00
Decido ir al cine (público vicio) para dejar de pensar por un momento en ti.
La película es una estupidez, o eso intento creer porque no estás a mi lado.
De pronto pierdo el interés y me encuentro recostado en tu hombro.
Ocurre algo interesante porque dos idiotas tras de mí han dejado de cacarear.
Yo no entiendo nada ni a nadie. Ni a mí.
Estás en algún lado (¡lógico, idiota!), pero no aquí.
Sólo puedo adivinar, en esta semioscuridad, tu mirada.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy hermoso.

Anónimo dijo...

Claro cuando el amor ya no es una desordenada consecuencia de actos irresponsables, el tiempo importa, cuando no puedes explicar la sonrisa idiota, el tiempo tampoco importa. Precaución a esa sonrisa idiota se transforma en algo de seriedad y las y los enamorados sospechan que has cambiado, que desgracia el tiempo comenzó a caminar y’ las cosas comienzan a tomar sentido.

Los de tu clase social solo se enamoran una o dos besasen en la vida, en verdad esa sensación de estupidez con vació en el estomago se hace presente en un par de ocasiones las cosas que tu dices que son amor solo son necesidades biológicas

Jo dijo...

por eso me he olvidado del reloj... pero el amor se ha olvidado de mi

hoy solo son sombras y silencios...