lunes, febrero 02, 2009

Teatro para azotados y celosos


Eugene O'Neill no es santo de mi devoción. De hecho, muchas de sus obras me parecen extremadamente azotadas (y miren que a mí me encanta el azote). Sin embargo, después de ver Íntimamente unidos (que en la publicidad aparece como un mamoncísimo 1NT1M4M3NT3 UN1D05) veo algunos de los aspectos que el norteamericano toca como parte indisoluble de las relaciones humanas, del desgaste emocional, de la forma en cómo la cotidianidad nos carcome.
          El texto transcurre por la vida de Emma, John y Mauricio, un trío de extraviados que buscan la felicidad creyendo que se puede amar de manera incondicional. Un autor, una actriz y un director de teatro: tremendo coctel para que la tragedia se desate.
          Mauricio siente celos por John porque se rumora que cuando él (Mauricio) no estaba (salía de la ciudad para escribir), el director se cogía a la actriz. La actriz le dice a Mauricio (un atormentado Otelo que canta "Cu-cu-rru-cu-cú, paloma" completamente alcoholizado) que sí, que se le ofreció al director, pero que el director no quiso. El director se la pasa contestando su teléfono sin poner atención al drama que viven Emma y Mauricio.
          Y ellos, la pareja, pelean. Y pelean. Y vuelven a pelear. Se hartan de ofenderse y de lastimarse. Se regodean en el dolor que le inflingen al otro. Y luego se arrepienten. Y se emborracha uno, y se ofrece al enemigo la otra. Es decir, nada que alguien que pase de los 30 desconozca.
          La obra tiene sus baches y altibajos, pero se disfruta. La quitan la próxima semana.

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