sábado, febrero 25, 2012

Día cuatro: un libro que les gusta a todos, menos a mí

Madame Bovary  de Gustave Flaubert
Sé que Flaubert es una de las máximas glorias del realismo decimonónico. Que esta es una obra fundamental para entender el contexto en el cual se desarrollaba la mujer de hace casi doscientos años. Que es una fuente inagotable de argumentos, contraargumentos y elementos de análisis para el movimiento feminista y afines. Que la idea de monólogo interior y relatividad moral alcanzan su cúspide en la relación adúltera de la protagonista. Sé todo eso. A veces lo tengo que mencionar en mis clases. Y sin embargo...
         No consigo mantener el interés a lo largo de las páginas que narran las desventuras de la buena Emma. La prosa de Flaubert me despierta una sensación básica que uno debe atender cuando se leen libros por placer: hueva. Me da una flojera inmensa. Sé que los lectores y académicos atentos al canon ahora mismo agitan sus cabezas de manera piadosa, con comprensión que les viene de la sabiduría. Lo siento, no me voy a retractar.
         Tal vez no sea una novela que le guste, como tal, a todos, pero vaya que tiene seguidores. Yo no soy uno de ellos.

Gustave Flaubert, Madame Bovary, México, Porrúa, 1987.

4 comentarios:

El Corsario Negro dijo...

Ese tampoco... la lista de libros por leer crece...

Pero tengo que decir que a mi tampoco me llama la atención. Como dijo Sabina, a mi me gusta el whisky sin soda y el sexo sin boda.

¿Qué antes les daba "asquito" que las esposas pusieran cuernos?

¡Que poco aguante!

Jo dijo...

... a lo mejor es que ya no estamos en las epocas... aunque a mi la tragedia se me da por genetica...

:P la lectura es una....

Luisa dijo...
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Anónimo dijo...

Es triste que no te guste esta novela, pero a la vez comprensible. De todas las novelas que he leído, sé, que está es la única que no me ha decepcionado, siempre encuentro en cada nueva lectura, algo oculto, misterioso, que no había percibido o que en ese momento no estaba dispuesto a percibir. Tengo la edición de 1857 y el sólo hecho de imaginar que ese libro pasó alguna vez por las manos del autor me llena de vértigo. Sé que una campesinita normanda que se decidió por vivir todas las aventuras que había mal leído en los románticos y lo pagó tan caro puede resultar aburrido a las mentes vivaces de hoy en día, ávidas de historias trascendetales y actuales, pero sé que Madame Bovary, osea, ¡qué cabrón Flaubert! Ya desde el título apelaba a un lector Swifteano, en fin.

Saludos.