Para Norma y Benjamín, hoy.
Ella había sido muchas cosas en sus otras vidas. Cosas sin alma y cosas con vida. Empezó como polvo estelar, después molécula de agua, bacteria acuática, pez dorado, dinosaurio rosado, ave rapaz volando por el cielo, nube viajera, las hojas de un árbol, la ola de un mar furioso, remolino de aire, luz atravesando el tiempo, primate volando de árbol en árbol, oráculo de fortunas, causante de guerras, poema inconcluso, planeta deshabitado, caja de sorpresas, café instantáneo, hojitas de té, caldito de pollo, oídos abiertos, consejera eficiente, martillo en carpintería, ojitos llorosos, vodka providencial, coleccionista de juguetes, mujer en resumen.
Él fue también antes de ser. Electrón perdido, átomo de hidrógeno, virus simbiótico, calamar a propulsión, tiranosaurio rex, conejo de orejas largas, germinado sediento, colibrí de selva, barquito a la deriva, vaca en medio de tornado, segundo iluminado, antropoide bípedo, brujo medieval, soldado en las trincheras, teoría de la dialéctica, satélite artificial, cubo rubik, leche condensada, infusión oriental, cuchara sopera, silencios exactos, paciente impaciente, clavo en la cruz, lentes de contacto, cerveza espumosa, vaquero de tela, hombre al final.
La evolución colisiona. Él ha dicho que sí y ella también. Sólo quedan ellos. Los dos. Y el universo a la distancia.
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