jueves, septiembre 20, 2007

La locura de la inteligencia


Mañana se cumplen 104 años del natalicio de uno de los hombres renacentistas que este país ha dado al mundo. Jorge Cuesta nació un 21 de septiembre de 1903. Hombre completamente obsesionado por el conocimiento, llevó cada una de las tareas que emprendió con una rigurosidad y una disciplina tal, que al final de su corta vida, hizo casi imposible encontrar a escritores o científicos que pudieran presumir de su rigurosidad.
          Su vida artística y académica es de sobra conocida. Funda la revista Contemporáneos, que se volvió un parteaguas de la vida cultural en una época transminada por completo por el espíritu de las vanguardias. Su locura, sin embargo, también es memorable. Tal vez tiene su inicio en ese golpe que se da de niño contra la esquina de una mesa, después que su nana lo suelta. Esa fue la causa de que la infancia de Cuesta transcurriera entre el llanto y el constante lagrimeo. Probablemente es la razón por la que decidió ser poeta.
          Hoy en día, la tarea de Cuesta es recordada como ejemplar. Y ejemplar en muchos sentidos. Jorge Volpi, una de las cabezas más visibles del llamado movimiento crack, es uno de sus principales admiradores. Tanto así que la primera novela publicada de este escritor, A pesar del oscuro silencio, es un homenaje a este poeta. Tanto más como que presenta al crack como al "grupo sin grupo", exactamente igual que lo hacían los Contemporáneos. A pesar de los puestos de poder que ocupan hoy en la estructura cultural mexicana.
          Algunas de sus acciones suenan hoy bastante curiosas. Como el hecho de que siendo investigador en una empresa de azúcares y alcoholes, trabajara con enzimas con las que trabajaba sobre su propio cuerpo. Una de las enzimas que más prometía era una que, según algunas fuentes, podía neutralizar el efecto alcohólico de los licores ingeridos. O, siendo consciente de su homosexualidad, haberse casado con Lupe Marín, quien había sido también pareja de Diego Rivera.
          Suena de locura, como de locura fue su muerte en la que no lograba discernir la realidad de lo ficticio. Como buen poeta trágico. Volpi hace una buena reconstrucción de la muerte y emasculación de Cuesta en su lecho de muerte. Eso que eufemísticamente llaman "suicidio". Más bien era la imposibilidad de vivir más tiempo atendiendo al propio genio. O como decía Octavio Paz: "En Cuesta, hasta la locura es inteligencia..."

Acá fragmentos de su obra.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Saludos Kamarada, esa novela de Volpi es muy chida. Vi que estaba leyendo John Kennedy Toole, ese Ignatius Reilly es la pura maravilla. Risa y risa con Mancuso y la señorita Trixie. Regresando a Cuesta, también intentó el gran poema; "el canto mineral", pero ese se lo llevó Gorostiza con "muerte sin fin". Saludos...
Neonidas.

Anónimo dijo...

Ese profe, le mando un muy fuerte abrazo. A menos de que las matemáticas me fallen, Jorge Cuesta o nació en 1902 o se cumplen 104 años de su nacimiento.

Pues eso, espero que todo vaya bien y sigamos pa'lante.

Édgar Adrián Mora dijo...

Tiene mucha razón, estimado kchivaches. Ahora entiende mi vocación intelectual (pretexto flojo para no aceptar que se cometió una pendejada).
Saludos...