Atendiendo a una petición-reto de Teoría del caos, presento acá la lista de las cosas que, sin ser libros, me han influenciado para pensar el mundo como un inmenso texto. Mis no-libros.
La niebla. Las rayas de los adoquines en los atrios de las iglesias. Los ángeles en las tumbas de los cementerios. Los caminos tranquilos. Pearl Jam (aún antes de saber qué decían sus letras). Los cuentos sussurrados en el oído después de hacer el amor. Los abrazos que consuelan. Las etiquetas de los productos de limpieza. La piel de los gatos. Algunas fotografías. El sonido del viento en un bosque de árboles tupidos. Algunas sonrisas. La voz de Roberto Goyeneche. El olor del café recién hecho. Mi primera credencial de biblioteca pública. La existencia del asombro. Los graffittis en los baños públicos. Los peces en cautiverio. Las etiquetas internas de la ropa femenina. Algunas mujeres. Las historias que cuentan algunos amigos (mucho más interesantes que algunos libros). Los alucines alcohólicos en punto crítico. Un viejo que pintaba escudos de ciudades olvidadas o inexistentes. Los rasguños en los brazos. Los moretones en el cuello. Mi respiración al despertar de una pesadilla. Los cables de luz colgados de postes a los que no se les ve fin. Las milpas dobladas antes de la cosecha. La leña cuando comienza a prender. La vida.
2 comentarios:
¡Wow! Pearl Jam. Vaya no-libro.
Saludos
Compartir una copa de vino tinto, festejar con pulpo en su tinta o en escabeche en algún lugar de CU, escuchar a Pearl Jam y algunos cuentos antes de dormir, resultan ser muy buenos no-libros también.
Recordar es reinventarse o hay que encontrar palabras nuevas para volver a nombrar lo vivido?
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