jueves, octubre 05, 2006

Hasta a mí me engañó...


Por fin, después de soportar un montón de desilusiones en pantalla, después de depositar las esperanzas en los nombres de los directores o en la nacionalidad de las cintas, después de comenzar a creer que las mejores historias se están yendo a la televisión y no al cine, por fin, después de todo eso, volví a salir con una sonrisa de las salas cinematográficas.
           La causa de todo esto es la cinta El ilusionista de Neil Burger. Una cuestión básica de la experiencia cinematográfica es que uno se mete a la semioscuridad a ser engañado. En términos de que se pretende vivir lo que acontece en la pantalla. Esa es la primera parte del engaño, la segunda, más interesante y por lo que me gustó la cinta mencionada, es cuando el espectador cree saber qué es lo que está pasando en pantalla y, repentinamente (y en una secuencia que no dura más de treinta segundos) le es echada en cara toda su estupidez, ingenuidad o mamonería de creer haber visto todo.
           Es cierto que el riesgo de estas películas es que sólo se disfrutan de manera intensa en esa primera vez que se nos descubren. Pero creo que esa sensación de la primera vez vale la pena. Para quien le gusta o llama la atención las vueltas de tuerca estilo Seven y The Game de David Fincher, o la sorpresa del final de Usual suspects de Bryan Singer. Muy cerca de Memento de Christopher Nolan. Además, Paul Giamatti, sigue demostrando que es un excelente actor. Buena peli, pues. A verla.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues yo desafortunadamente me olí el desenlace desde media película tanto. Lo bueno de esto es que te puedo asegurar que la película es muy disfrutable aún sin la sorpresa.

Saludos

Neónidas: dijo...

Además vale la pena pagar un par de pesos con tal de ver por un rato los ojos de la deliciosa protagonista. Habrá que ir a Hollywood por ella...