martes, septiembre 26, 2006

Los treinta

Estaba escribiendo en días pasados un ajuste de cuentas con mi entrada a la década de los treinta, pero me encontré una lista muy buena de Ruy Feben, que me hizo reconfigurar lo que quería decir en mis treinta años. Lo que hice fue otra lista, en abierto plagio y con conocimiento de caus, de las cosas de las que no hablo, pero que considero que son importantes. Utilicé la tercera persona por una cuestión supersticiosa. Van pues.

1.A los nueve años estrechó la mano del presidente de la república. En ese entonces era Miguel de la Madrid. Sin embargo, no hay ningún documento probatorio, ya que los miembros del Estado Mayor Presidencial no dejaron pasar ningún tipo de cámaras, “por seguridad”. Eso sí, prometieron mandar una copia a su casa. Hasta la fecha sigue esperando la dichosa fotografía.
          2.Cursó la primaria en cuatro años. De algo sirvió que su madre le enseñara a leer desde el kínder: sus compañeros siempre fueron más grande que él, por lo que solían madréarselo.
          3.Tuvo una crisis vital a los 19, otra a los 23 y la última a los 25. En ellas quiso: suicidarse, casarse y escribir cartas de disculpas a todas las mujeres que él creía había lastimado; consecutivamente. No hizo ninguna de las tres cosas.
          4.Su libro preferido es El principito, mismo que lee religiosamente al menos una vez por año y al que siempre le encuentra cosas ocultas y maravillosas.
          5.Fue una estrella de rock fracasado, primero por su baja capacidad vocal, y segundo por su falta de disciplina ensayística. Su único acercamiento fue un conjunto de rock-folcklórico-metal-guerrillero llamado Fetiches, que murió antes de nacer. Aparte tenía que dedicarse a algo que sí dejara “harto varo”. Iluso. Menso. Pendejo.
          6.Su amigos-amigos (ver post referente a tal cuestión) son escasos, entre ellos se cuentan: un mesero fisicoculturista exiliado en Miami, un periodista con vocación de administrador público desempleado, un escritor que no sabe que lo es y que trabaja en el Seguro Social, una escritora que vive de escribir y grita re-fuerte (en tono tinta o manchitas cibernéticas), un próximo doctor latinoameri-existencialista, un fotógrafo performancero y medio loco, un baterista que trabaja en un sótano rastreando el pasado inmediato, un prófugo del periodismo que compra unos vinos buenísimos, una mujer perdida entre su pasado personal y su futuro dibujado a pincelazos incompletos.
          7.Estudió un año completo en la Facultad de Ingeniería de la UNAM la carrera de Ingeniería en Telecomunicaciones. Abandonó y se pasó un año completo fingiendo que asistía a la escuela y, en lugar de eso, metiéndose a los diversos cineclubs de la Universidad Nacional.
          8.Durante dos años concursó en el premio de la revista Punto de partida sin resultados; pero al tercer año arrasó en tres géneros: cuento breve, crónica y ensayo.
          9.La canción con la que se le caen los calzones es “Entre caníbales” de Soda Stereo.
          10. Cree que Cantinflas es un mamón y Tin Tán la neta. Tiene programado en un futuro medio-cercano la redacción de un texto para darle forma a esos argumentos.
          11. Se salió de su casa a los 16. Su padre no lo comprendía y su madre lo defendía sin mucha convicción. Logró sobrevivir.
          12. Durante siete años cuidó una puerta por la que no pasaba nadie (y le pagaban por hacerlo); lo que le permitió leerse una cantidad grosera de libracos.
          13. Perdió la virginidad hasta los 19. Pero ha recuperado parte del tiempo perdido.
          14. El whisky lo pone mal. Se le baja la presión e imagina que el techo está más cerca de lo que parece.
          15. Ha llorado en varias películas sin pudor y con mocos sin sonar; a saber, Billy Elliot, Cinema Paradiso, Novecento, El círculo, entre un largo etcétera.
          16. Lloró como todo un nerd el día que leyó en El vizconde de Bragelonne (tercera parte de Los tres mosqueteros), la descripción que Alexander Dumas hace de la muerte de D'Artagnan. Otro libro que lo hace llorar: Días y noches de amor y de guerra de Eduardo Galeano.
          17. Descubrió la masturbación por accidente. Una vez le picaron unas hormigas en “sus partecitas” y de tanto rascarse, voilá! Eureka! Apocalipsis!!!!.
          18. Cuando se pone a hablar y se emociona, no hay poder humano que pueda contenerlo. Habla y habla y habla. Remedio contra eso: pregunténle si algún día piensa tener hijos.
          19. No piensa tener hijos.
          20. Tiene una superstición básica: cuando se le comienzan a calentar las orejas piensa que están hablando de él. Si es la derecha hablan bien, si es la izquierda hablan mal.
          21. Si tuviese que reencarnar en un animal, lo haría bajo la forma de un gato.
          22. Subió veinticuatro kilos en el primer año que estuvo en la Ciudad de México.
          23. Ha realizado una variedad interesante de ocupaciones: tapicero, ayudante de albañil, ayudante de carpintero, asistente de la dirección de una revista, vigilante, bibliotecario, corrector de estilo, “negro” de escritura, biógrafo no autorizado de personajes políticos, guionista de telenovelas, publicista de cigarros y alcohol, campesino sin convicción, maestro, redactor de tesis, jurado de concursos literarios, vendedor de discos, cantante de rondalla, ayudante de panadería, mozo de limpieza, mesero, etcétera.
          24. Intentó hacerse vegetariano (a causa de una fémina): fracasó. De lo que se deduce que lo pueden invitar a cualquier tipo de parrillada.
          25. Estuvo enamorado de una mujer que nunca lo peló, y a la que nunca le dijo nada. Peor, la susodicha se hizo novia de su vecino y paseaba oronda con el malnacido en cuestión. Se llamaba Erika y era hija de un doctor. Fue en la secundaria, pero todavía se acuerda.
          26. Tiene periodos de creatividad literaria intensos, combinados con largos periodos en los que por más que lo intenta no pasa nada. Está en uno de estos últimos, del que espera salir pronto.
          27. Una vez le pidió matrimonio a una mujer. Lo que le generó los siguientes conocimientos: primero, nunca lo hagas si lo que te anima es el despecho y la desesperación; y, dos, nunca, pero NUNCA NUNCA, se lo comentes a tu novia en turno: lo sacará a relucir a la primera provocación.
          28. No le gusta pelear. Cuando se encuentra frente a un conflicto prefiere hacerse a un lado (o atrás o abajo, simplemente desaparecer), antes de confrontar a cualquiera. Cuando lo ha hecho ha perdido amistades o ha confirmado antipatías. Si pelea gana por nocaut o pierde por la misma fórmula. Hasta hoy score a favor. Nota: muchas de las peleas se originan por su negativa a pelear.
          29. Su ídolo de la adolescencia era Jean Claude Van Damme. Tomó clases de karate hasta que le rompieron el tabique nasal izquierdo.
          30. No le gusta que lo alaben en público. En privado, sí. Y si es entre dos, mejor. Y si la otra es una fémina, inmejorable. Y si las alabanzas siguen después de la cena y antes del almuerzo, se rinde. Fácil, el güey, pues.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿soy un escritor y no lo se?