domingo, noviembre 23, 2008

Hecho mierda


Este fin de semana, a marchas forzadas y en dos maratónicas jornadas de sol a sol como decían los antiguos, por fin pude terminar el segundo (tercero a decir de mi tutor) capítulo de la tesis de maestría, que consiste en una revisión biográfica de la vida de Héctor Germán Oesterheld. El autor de El eternauta, Mort Cinder y más de 200 personajes de historieta que todavía hoy deambulan por ahí.
          Era consciente la postergación que había hecho de ese último momento que representaba terminar de contar (me) el proceso mediante el cual HGO había ido a engrosar (junto con cuatro hijas, dos yernos y dos nietos) las largas listas de desaparecidos del Proceso de Reorganización Nacional de la Argentina. Que es decir la dictadura militar del 76.
          Tal como había previsto, terminé hecho mierda. Abrumado por tanto dolor, tanta infamia, tanta falta de humanidad. El proceso que lleva a Oesterheld de pasar a vivir a la clandestinidad hasta su nunca confirmada muerte, es un proceso lleno de dolor para los que lo conocemos por primera vez y, más aún, para los sobrevivientes (Elsa Sánchez de Oesterheld y sus dos nietos: Martín y Fernando) de esa terrible odisea. Conocer los nombres, las edades de los protagonistas otorgan una cercanía que rompe hasta al mas cuadrado, retrógrada y cínico.
          Tuve que parar muchas veces a lo largo de la redacción del texto. Donde escribo hay una ventana que da a la calle, en un primer piso. Me levantaba como buscando no ver más, no hurgar más en esa tragedia. No sentir más con esa historia. Prendía un cigarrillo (estoy fumando otra vez) y me ponía un largo rato a mirar la calle. Esperando que comenzara una nevada mortal o que no tuviera que regresar a escribir. Y sin embargo lo hice. No puedo negar que el llanto me nubló la vista más de una vez. El investigador objetivo se fue de paseo. Yo no podía ver más que las consecuencias que ser humano representa.
Me queda la imagen de Elsa, la viuda, sus últimas palabras citadas, como un hierro a fuego vivo: "Yo ya he gastado todo el miedo del mundo". Es verdad.

Acá les dejo esa última parte, es un texto largo, para quien le quiera echar un ojo.

¿Y qué otra cosa puedo hacer? ¿Acaso no somos todos responsables de la misma tarea de mejorar la vida? Yo sólo sé que el peronismo es un trabajo y que hay que hacerlo. (Héctor Germán Oesterheld)

Te estoy hablando de una generación y de una manera de entender la realidad, cuando estoy hablando de Oesterheld. Insisto: creo que cuando uno nombra al Viejo, y uno nombra la obra del Viejo, uno entra en la polémica que abre la obra del Viejo, la polémica que está en las preguntas que vos me hiciste acerca de la historieta más política o menos política. Estás entrando en un personaje que tiene un talento enorme, una vasta producción, es decir, es un tipo riquísimo. Es un modelo de intelectual, como es un modelo de intelectual Rodolfo Walsh. Yo creo que ellos son dos modelos paradigmáticos de intelectuales que se comprometen con su pueblo, que hacen un pasaje desde el intelectual burgués convencional liberal al modelo comprometido. No se puede entender un arte desprendido de su pueblo, ¿no? Eso de… describe tu aldea y serás universal… yo creo que Oesterheld lo pone en práctica. (Guillermo Saccomanno)

Yo adoraba mis árboles, mis plantas, y los caracoles me las comían. Entonces había que matar los caracoles que eran plaga, y él sufría porque tenía que ponerles veneno a los caracoles. Me decía: “…pobrecitos, tienen derecho a vivir”. Ese hombre es el que después aceptó una modificación semejante dentro de su propia conciencia. No lo puedo entender: eso es lo que quisiera preguntarle: “¿Por qué llegaste a esto? ¿Qué te metieron en la cabeza?... si vos no eras así”. (Elsa Sánchez de Oesterheld)


Una de las imágenes que más curiosidad pueden despertar es la de imaginar a Héctor Germán Oesterheld y a Jorge Luis Borges platicando en la semioscuridad de la Biblioteca Nacional. Elsa insiste de manera reiterada sobre esos encuentros que se daban de manera esporádica, en los cuales esas dos imaginaciones de los mundos de lo fantástico e increíble se cruzaban. No hay un estudio que pueda documentar esta situación, pero queda claro que las afinidades narrativas se pueden dar por sentadas. Algunos afirman que Oesterheld visitaba a Borges en la Biblioteca Nacional y charlaban largamente, mientras caminaban por esa ciudad que sería invadida por los extraterrestres de Oesterheld y redibujada por los personajes inubicables de Borges. La historia, o la ficción, se encargaría de ponerlos a ambos en su lugar. Y, al menos en un aspecto, se encontraron en sitios opuestos observando el paso de la historia.
(seguir leyendo acá...)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Edgar, parece que hay unos problemas porque no se puede leer bien...

Édgar Adrián Mora dijo...

Listo, Mariano. Era un problema del explorador. En Firefox se ve sin broncas, pero el Internet Explorer hace cosas raras. Mejor lo puse en pdf.

Anónimo dijo...

Es terrible leer sobre este tipo de historias, tragedias de familias las cuales fueron destruidas, asesinadas, por soldados y golpistas. Y es muy importante lo que estás haciendo, recordar esas historias, para que no olvidemos, no dejemos pasar, no perdamos la perspectiva. Efectivamente debe ser un trabajo duro, algo fuerte para el ánimo. Pero también es algo valioso. Bien hecho.

Anónimo dijo...

Yo también he regresado al cigarro, pero tus razones parecen más validas. Es súper interesante tu tesis. Espero leerla pronto. Besos.