1. Reconocerás a la muerte, más que como un estado biológico o metafísico, como la mensajera, la ejecutante, la acompañante o la alegre comadre que nos lleva a visitar el otro mundo. La Muerte en las calaveras no representa un estado ontológico o físico de alguna persona, sino más bien “es” una persona. La Parca, La Huesuda, La Pelona, La Calaca, es mostrada como la encargada de acompañar o de llevar al personaje protagonista de nuestra composición poética al mundo de los muertos. Si tuviésemos que asociar una imagen visual a la de este personaje, acude de inmediato la iconología propia del medioevo y el oscurantismo que representa un esqueleto descarnado y encapuchado que empuña una guadaña. La imagen mexicana, en cambio, estaría representada por el personaje de la Calaca Catrina del grabador José Guadalupe Posada, o por el mismo Diego Rivera. La muerte, entonces, es Doña Muerte.
2. Elegirás como personaje protagonista de la calavera a alguien conocido o reconocible por el público al que va dirigida nuestra composición. Es cierto que las calaveras publicadas en los diarios por lo general aluden a personajes de la vida pública, pero es el caso que esta tradición literaria se lleva a cabo también en círculos sociales más reducidos, como centros de trabajo o familias extensas. Es por esto que se debe de identificar al público al que se dirige la calavera para que la serie de referencias que se mencionen puedan ser interpretadas satisfactoriamente.
3. Identificarás un rasgo mediante el cual sea reconocible el personaje elegido y que permita establecer un juicio crítico al respecto. Tal rasgo puede ser de naturalezas variadas: una característica física de la persona, la relación con algún hecho reciente o alguna pifia cometida y que se recuerde como exclusiva de tal personaje.
4. Utilizarás el humor como ingrediente principal y no permitirás que la solemnidad se apodere de tus versos. Las calaveras son manifestaciones lúdicas, que toman al juego (lingüístico, semántico, de significación social, catártico, etc.) como su principal aliciente. Una calavera debe de provocar la risa a partir de una imagen o de una descripción exagerada a propósito. Calavera que no ríe, no es calavera, solamente es un cráneo vacío.
5. Elegirás un personaje reconocible, que de preferencia se encuentre vivo. El aspecto lúdico de las calaveras, al que aludimos anteriormente, también tiene que ver con el estado biológico del personaje en el mundo. Debe de ser un vivo. En las calaveras se juega a que tal personaje ha muerto y se describe la forma y la reacción que ocasiona la visita de Doña Muerte. Como el objetivo de la crítica es esencial en las calaveras, tal muerte debe resultar esperpéntica y exagerada.
6. Utilizarás, formalmente, una métrica constante y no incurrirás en delito de arritmia. Como género poético, las calaveras se deben de sujetar, para mayor disfrute del lector u oyente, a reglas que tienen que ver con la medida de los versos y con la acentuación rítmica de los mismos. La tradición de las calaveras emparientan, casi de manera natural, con el de los huapangos, décimas y corridos, por lo que la lectura de tales composiciones deben de aludir directamente a una tradición musical que nos ha inoculado vía intraocular por las películas de la “época de oro” y la canción ranchera que cada 15 de septiembre hace aflorar a los mexicanos de clóset.
7. Utilizarás, de manera sabia, razonada y de preferencia, la rima consonante. Cuidando no caer en la cacofonía de las terminaciones verbales del infinitivo (ar, er, ir) y explotando, en cambio, las inmensas posibilidades de nuestro idioma.
8. Ordenarás tus versos en cuartetas y éstas no deberán de ser más de cinco. Estos conjuntos de cuatro versos tendrán que responder a una simetría casi geométrica. Las combinaciones más eficaces son aquellas en las que la rima es terciada, es decir, en las que el primer verso rima con el tercero y el segundo con el cuarto.
9. Leerás tu calavera en voz alta poniendo atención en el efecto sonoro obtenido. Si éste no es satisfactorio, deberás regresar al punto número 6.
10. Disfrutarás de la elaboración de tu calavera, en caso contrario, abstenerse de realizarla. La literatura y su práctica debe ir unida a un sentimiento de placer. Literatura por obligación representa una negación de la misma literatura. Hedonismo debe ir unido a necesidad y compromiso.
4 comentarios:
felicidades Edgar soy de Atempan, me dio gusto saber quien eres paisano, al leer lo escrito me acabas de dar una guía para intentar hacer unas calaveras. Atte. Dr.Rubén D.Quintero
Estimado Rubén, ojalá las compartas. Y sí, somos del rumbo y en el camino andamos. Saludos.
É. A.
Hola Edgar, mi nombre es Roxanne.
Me parece muy útil e ilustrativo el decálogo que nos compartes para hacer calaveras.
Excelente medio para dar continuidad a nuestras tradiciones.
Felicidades!!!
Gracias Edgar, de no ser por esta información, no habria hecho un buen trabajo.
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