miércoles, febrero 17, 2021

Construir un alephcito


En Empacados al vacío. Ensayos sobre nada (Cuadronegro, 2013), Brenda Ríos (Acapulco, Guerrero, México, 1975) reúne una serie de textos que se ubican bajo el centáurico nombre de ensayos, pero que coquetean y lindan con otros géneros de manera intermitente. 
      Hay en algunos un fuerte tono lírico, un buen cuidado de las imágenes poéticas que hacen que el lenguaje se convierta en un elemento importante de lo que se lee. No hay sólo un mensaje que describe, alecciona, entretiene o dialoga con el lector, hay también una forma elegante de utilizar las palabras para que su efecto sea resonante y genere un eco que prolonga su presencia en la mente incluso tiempo después de haber concluido su lectura. 
     En otros priva el tono casi periodístico de la crónica, de una narrativa que describe tipos humanos a través de sus comportamientos, etopeyas de personas a las que no se debe describir físicamente porque al saber qué hacen, nos formamos una imagen que nos permiten visualizar aquello que la autora nos transmite, sin necesidad de rostros o fisonomías específicas. 
     Son textos cortos que abordan los más diversos temas: el aspecto de los entornos (las ciudades, los pueblos, las playas); las causas, consecuencias y azares de las pasiones y debilidades humanas (la amistad, el amor, el sexo); el relato de las rutinas que permiten la sobrevivencia en el plano de lo práctico económico; los avatares de dedicarse a la literatura, o a la creación en general, en un país que no lee y cuyos referentes estéticos están delineados por los mass media; la nostalgia, la memoria, el recuerdo; la autoficción (sin la pretensión de serlo); la recuperación de los territorios que la geografía y el tiempo vuelven significativos. 
      Es un libro atípico, una rareza que envuelve al lector con sus múltiples cuadros y reflexiones. Que lo hace detenerse a pensar, pero no mucho, porque el siguiente texto acecha en la página siguiente y presagia nuevas emociones y reflexiones. Es un libro lindo, entretenido, divertido (a pesar de la densidad de varios de los temas abordados, el humor se cuela como duende travieso); a pesar de su extensión, se deja leer de manera amable y sólo se abandona su lectura porque los deberes laborales, la necesidad de lavar los trastes o la previsión de dormir temprano interrumpe su disfrute de un solo jalón. 
     El subtítulo del volumen, Ensayos sobre nada, es una trampa. Lo que yo observé fue, más bien, una aspiración totalizadora del entorno de quien escribe. Una capacidad de observación sobresaliente para encontrar en las cosas en apariencia nimias reflexiones sobre la transitoriedad, el cansancio, la tentación del abandono. Más que la nada, lo que hay es un pequeño todo: la mirada atenta de Brenda Ríos. Aquí ha construido un pequeño aleph al cual podemos asomarnos para experimentar un mareo y un vértigo similar al que nos generan los juegos mecánicos o el jugueteo amoroso. Sentimos que algo se nos revuelve en las entrañas, pero no podemos esperar más para volver a experimentar tal sensación. Muy recomendable.

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