Durante
los años noventa la discusión interminable acerca de la existencia
o inexistencia del llamado “rock mexicano” trajo consigo en uno
de sus exabruptos la declaración de que el rock mexicano se estaba
haciendo en los Estados Unidos, y que los responsables de esto eran
Los Lobos. Para ese momento, los músicos angelinos ya habían
alcanzado la celebridad a partir de su participación en La Bamba
(1987), la
película dirigida por Luis Valdez sobre la fugaz vida musical de
Ricardo Valenzuela (Ritchie Valens).
En
el soundtrack de la
cinta, Los Lobos ya habían mostrado lo versátiles que podían ser.
Esa mezcla de estilos que recorre un espectro amplísimo: del
rockabilly al cajún, de los sones jarochos al swing, del blues al
bolero ranchero. Hay detrás de toda su propuesta, sin embargo, una
constante que los pone aparte de todos los grupos a los que se
encajona como “música americana” producto del mestizaje de las
tradiciones que reconocen como influencia en su trabajo: una raíz
profunda en la música mexicana, desasida por completo de
temporalidades o contextos de época.
La banda en un recital en la Casa Blanca (13 de octubre de 2009).
Es
la música de Los Lobos música sin más adjetivos. Uno puede
escuchar su versión de “La Bamba”, p. e., y no detenerse a
pensar en la época en que fue escrita o grabada. Esa sensación de
intemporalidad está más que presente en el que es, probablemente,
su disco “más mexicano”: La pistola y el corazón
(Slash Records/ Warner, 1987).
Grabado
en 1988, sus 9 tracks y poco más de 25 minutos son suficientes para
crear un ambiente que se escapa de la escenografía folklórica que
rodea a muchas producciones de música “nacionalista”, y para
insertarlo en la discografía de un grupo que no puede ser
clasificado fácilmente. Está fuera del tiempo, a pesar de que
refiere a imágenes asociadas con la identidad mexicana de diversas
formas: la nostalgia por el universo rural, la odisea de la
migración, la sobrevivencia en la barra de la cantina, la vida
amorosa en lejanía...
El tema que da título al disco, mi preferida.
Así
que, para iniciar la semana con la expresión de emociones que van de
la nostalgia y la melancolía más pura hasta la euforia y la fiesta
desbordada, no estaría de más echarle oído a estos músicos y, en
especial, a este disco.
Tracks:
- La Guacamaya – 2:05
- Las Amarillas – 3:04
- Si Yo Quisiera – 2:42
- (Sonajas) Mañanitas Michoacanas – 2:23
- Estoy Sentado Aquí – 2:28
- El Gusto – 2:58
- Que Nadie Sepa Mi Sufrir – 2:30
- El Canelo – 3:27
- La Pistola y El Corazón – 3:27
3 comentarios:
Hace como un mes estuvieron Los Lobos en concierto aqui en Iowa. Los escuche con mucho gusto, sin embargo, no es lo mismo que escuchar un concierto en Mexico, si sabes como, aca solo unas cien personas estaban paradas, el resto escuchaba el concierto sentado en su silla portatil. Y aunque al final se subieron algunas chicas al templete con los musicos a tararear las canciones, el espectaculo se vibra diferente.
me gustan esas referencias musicales cuando a v eces no tengo pinta de idea o que basta recordar ciertos flashbacks por referencias culturales...
pum¡
la pistola y el corazón... sangrante
Anónimo: no te controles, ni dejes que la multitud te imponga; grita, aúlla, baila, canta. La vida es una sola.
Jo: ese corazón, a veces, no tiene forma de parar su hemorragia. ¡Pum!, otra vez.
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