Druk (Dinamarca/ Suecia/ Países Bajos, Thomas Vinterberg, 2020) es una cinta que parte de la experiencia sobre el intento de comprobar una tesis polémica: el alcohol trae felicidad a la vida. Cuatro profesores de preparatoria hastiados del mundo, de la aparente mediocridad de sus estudiantes y de su propia vida coinciden en la celebración del cumpleaños de uno de ellos. Al calor de las bebidas, quien enseña psicología menciona la proposición de un autor famoso en el sentido de que el ser humano puede mantener una postura equilibrada hacia la vida si mantiene el 0.05% de concentración de alcohol en la sangre que tenía en el momento de nacer. De tal forma, los cuatro deciden iniciar una “investigación de campo” y comienzan a ingerir alcohol a lo largo del día (las reglas son que no podrán beber los fines de semana, ni después de las 8 de la noche).
Los resultados son sorprendentes y mejoran en mucho el rendimiento de los
cuatro involucrados. Sin embargo, uno de ellos decide llevar el experimento más
allá: incrementa la concentración a .1%, a partir de aquí, la cinta que tendrá
momentos risibles y divertidos, mudará en un drama en el cual se enuncia la
manera en cómo las sustancias, en medidas más allá de cierto punto, generan
resultados variables. No se malentienda, no hay una visión mojigata o moralista
con respecto del consumo de alcohol, sino una reflexión acerca de la manera en
cómo el hastío y la cotidianidad moldean determinados aspectos de nuestra vida
hasta hacerla irreconocible.
El trabajo de dirección es notable y los cuatro actores (con Mikkelsen robando cámara) consiguen adentrar al espectador a sus particulares dramas y preocupaciones. Es un producto cinematográfico inteligente y que hurga en las necesidades y angustias humanas de una manera amable.
Al finalizar la vista más de uno, probablemente, querrá comprobar la tesis de los cuatro mosqueteros (sin duda, ése es su modelo: uno para todos y todos para uno). Salud.
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