martes, febrero 02, 2021

La historia y la ficción

 



En Historia e imaginación literaria. Las posibilidades de un género, Noé Jitrik teje claro sobre uno de los géneros literarios más populares del mundo contemporáneo: la novela histórica. En este texto, el autor se propone analizar algunos de los elementos que configuran esa propuesta que une lo histórico con lo ficticio. Los relatos que mezclan aquellos que se someten a verificación documental o investigativa y los que surgen de la narrativa fundada en la ficción.

         Conflictos como el que contrapone en apariencia las nociones de ficción y verdad se traducen en términos de saber y relato. Es decir, la novela histórica como un oxímoron que se llena de significado merced a los mecanismos que le permiten existir. El tiempo, el espacio, las relaciones sociales, el sentido del devenir y las múltiples interpretaciones del hecho histórico se presentan como problemáticas que se cristalizan en este género que presenta los hechos “que ocurrieron” a través de la reconfiguración de los espacios, contextos y personajes productos de la imaginación del autor.

         Ideas interesantes como el auge de novelas históricas como respuestas a crisis nacionales de identidad o de proyecto. Jitrik plantea tres antecedentes de la narrativa histórico-literaria: la literatura isabelina (en particular Shakespeare y el drama histórico); el enciclopedismo francés (el drama y la naciente novela); y el Siglo de Oro español (con el objeto elusivo de las Crónicas de Indias).

         Pero, sin duda, el gran impulso del género está representado por el Romanticismo y su posibilidad de construcción de personajes que aluden a su relación con ideas como la patria o la revolución. Será este periodo en que la recuperación de tradiciones que fundan lo nacional, y que remiten a relatos medievales o de la memoria de los pueblos, adquieren relevancia.

         Una de las cosas dignas de mención es el esfuerzo que el crítico hace por referir en sus reflexiones no a un canon europeo como único o central, sino a las conclusiones que llega al “traducir” esos procesos de creación al ámbito latinoamericano. Nombres como los de Simón Rodríguez, Manuel Belgrano y Servando Teresa de Mier aparecen como parte de los antecedentes de la narrativa histórica novelada en América Latina. En este sentido es innegable el papel que este tipo de relatos tuvo para la conformación de una idea de nación, e incluso en la configuración de los arquetipos latinoamericanos, como el gaucho, el indio o el migrante.

         Las reflexiones avanzan hacia adelante en el tiempo hasta tocar manifestaciones más cercanas como las novelas del dictador o los tratamientos contemporáneos de diversos personajes y épocas de la historia de nuestros países. Con énfasis en las dinámicas de representación, Jitrik construye un texto que puede servir de cimiento bastante eficiente para entender los procesos que han dado como resultado el intento de construcción de un relato que se muestra, incluso, más eficiente que las mismas disciplinas históricas desde su rigurosidad académica en el objetivo de difundir el relato de lo histórico. El problema, siempre, es la naturaleza de las versiones representadas.

         Proceso de construcción y deconstrucción, la novela histórica, a decir de Jitrik, permite la introspección y la posibilidad de pensar en el ser identitario a partir de los modelos, los arquetipos o los traumas encarnados a través de las tramas de nuestra, hoy en día, nutrida novelística histórica. 

No hay comentarios.: