viernes, julio 06, 2018
Soplan digitales vientos de fronda
El primer nombre que recibió lo que hoy conocemos como Enciclopedia fue el de Diccionario razonado de las ciencias, artes y oficios (L’Encyclopédie ou Dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers). Es un producto nato de la Ilustración, el movimiento que trajo al mundo el nacimiento de la modernidad a partir de un cuestionamiento de lo que en esos años del siglo XVIII se concebían como dogmas intocables.
Inicialmente pensado como una traducción de la Cyclopaedia Británica, el proyecto francés que al final tendría a Diderot y D'Alembert como sus principales impulsores se convirtió en una de las obras más sobresalientes del Siglo de las Luces y, en muchos sentidos, de la historia de la humanidad. Con 4000 suscriptores en el inicio de su producción y 35 volúmenes iniciales, la obra tomó los estudios de Francis Bacon y René Descartes para organizar la información que contenía esta ambición por condensar todo el conocimiento actualizado del mundo en un solo sitio.
Esa aspiración totalizadora es una de las características fundamentales de la modenidad: la necesidad por comprender el mundo de manera integral. Tales ambiciones mostraron su imposibilidad con el tiempo, pero en el transcurso generaron, probablemente, las bases de interpretación y resignificación del mundo más influyentes del mundo moderno. Sus métodos son utilizados incluso por aquellos que anunciaron la muerte de la historia y el advenimiento de la relatividad del conocimieno vía la posmodernidad.
La Enciclopedia de Diderot y D'Alembert tenía como destino un público elitista. Sólo la burguesía y la nobleza tenían los medios para acceder a una obra de esas dimensiones y esos costos económicos. Siglos después, probablemente hasta los años 90 del siglo XX, la posesión de una enciclopedia en casa reflejaba un cierto estatus económico y una aspiración por ser considerado culto en tiempos que comenzaban a reflejar la baja de valor de una cualidad que había sido un valor positivo hasta entonces.
Los sabios ilustrados del siglo XVIII no se habríán imaginado las dimensiones que un proyecto como el que iniciaron tendría en el futuro. De entrada, la variedad de soportes más allá del papel impreso. Hoy es arqueología lo que para muchos fue una herramienta de consulta obligada en los años 90's del siglo XX y hasta la primera década del XXI: la enciclopedia Encarta que Microsoft lanzó al mercado como una versión multimedia e interactiva de la idea que comenzó más de 200 años atrás.
Después vino lo que se puede considerar una revolución en el acceso al conocimiento y a la posibilidad de construcción de un retrato del mundo de manera sincrónica y con colaboración colectiva nunca antes soñada: Wikipedia. Este sitio, albergado, mantenido y administrado por la Fundación Wikimedia, es la referencia informativa más utilizada en el mundo. Al menos en el mundo occidental.
Wikipedia es parte de la vida de los internautas contemporáneos. La diversidad de entradas conviven con la polémica generada a partir de la administración de la información que alberga. Sin embargo, resulta imposible no encontrar utilidad en ésta en algún momento de la vida, por mayor reticencia que haya a la tecnología y por muy desconfiado de las conspiraciones mundiales.
En días recientes, Wikipedia en español y otros idiomas se ha apagado temporalmente. El periodo está determinado por los debates que se dan en el Parlamento Europeo en vistas de aprobar una ley que modificaría la interacción que los usuarios tienen con la red internet y con el acceso a determinados sitios y contenidos. La ley sería en extremo restricitva y sin mucha claridad acerca de cómo pretende este órgano supranacional normar las relaciones de los internautas con la red. Se supone que intereses económicos, políticos y comerciales se encuentran involucrados en el impulso de tal normativa.
Wikipedia ha puesto el foco de atención en el caso y, en ese sentido, creo que el apoyo a resistir este tipo de medidas no se ha hecho esperar. En un mundo en donde internet es todavía un territorio relativamente libre y de acceso irrestrico, resultan preocupantes estas iniciativas que buscarían insertar incluso el mundo digital en los terrenos de la vigilancia y la manipulación estatal.
Hacia 1752 la Iglesia Católica incluyó a la Enciclopedia de los ilustrados dentro del temido Índex, el listado de libros prohibidos por su potencial subversivo; la causa esgrimida fue que en la obra se ponía a la religión como una rama de la filosofía, lo que reducía su importancia en términos políticos. Hoy, Wikipedia alerta y se enfrenta a este intento de censura y de limitación de acceso al conocimiento abierto. La Ilustración tuvo, como proceso paralelo, el advenimiento de la Revolución Francesa que fundó las bases del Estado moderno. Habrá que esperar qué revueltas se alientan a partir de la intención de los gobiernos por asaltar los territorios libres de la internet. Soplan vientos de fronda.
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