jueves, abril 26, 2012

Calor


Hoy el calor estuvo insoportable. Extremo. De la chingada.
    Desde muy temprano el sol se instaló en una actitud muy poco favorable para los habitantes de esta ciudad que ya de por sí la pasamos mal con el tráfico y la neurosis (la propia y la ajena). Poner a hervir una ciudad es un experimento poco recomendable. Generará personas dispuestas a pelearse con el primero que pase. Aumentará el índice de maldiciones, de por sí a la alza. Hará que los chicos se duerman en clase. Que los profes bostecen sin control. Que los perros callejeros tarden más de lo acostumbrado en pasar de un lado a otro de la calle. Que los tacos de canasta generen infecciones de bacterias mutantes que pondrían en aprietos hasta a la mismísima criatura de Alien. Que los burócratas estén menos dispuestos a facilitar los trámites. Aumentará la popularidad del reguetón, ritmo caribeño que no requiere de mayor ciencia para ser bailado (característica que hasta su aparición tenía el merengue) y cuyo ingrediente facilitador es, precisamente, el aumento de temperatura. Levantará las cotizaciones de las empresas embotelladoras de agua. Impulsará los cortes de suministro de agua potable.
    Siempre he odiado las temperaturas calurosas. Sobre todo si no son en la playa. Y si se deben de sufrir cumpliendo jornada laboral. Tal vez se deba a mi origen serrano, en donde al frío lo podríamos poner en latas para exportación. Frío de primera calidad. Con el grado de humedad necesario para emitir vahos coquetos. Con la intensidad suficiente como para permitir la invasión de espacios corporales ajenos. El frío es un elemento que permite un enamoramiento más eficaz a través del contacto físico. Es uno de los sistemas de calefacción más baratos que existen.
    Una estadística interesante sería revisar el índice de divorcios en zonas frías contra zonas tropicales. Yo digo que los costeños tienden más a la separación. El calor no es compatible con el arrejunte. Genera pieles pegajosas y gente malhumorada. Probablemente beneficie la actividad hormonal  e invite a la reproducción, pero una vez concluido el acto, más vale separarse del compañero en turno, so pena de terminar semicocido al vapor y pasado de sal.
    Es una mala idea poner a hervir una ciudad.

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