Michi Strausfeld (Recklinghausen, Alemania,
1945) es una editora y estudiosa de la literatura latinoamericana, reconocida
en múltiples países como una de las principales impulsoras de las obras de
varios de los escritores de la región y de la traducción de las mismas. Como editora,
además, apoyó la publicación en alemán, a través de la casa Suhrkamp/Insel, de
las obras más representativas del boom latinoamericano y de algunos
autores posteriores a ese seísmo dentro de las letras del subcontinente.
En
Mariposas amarillas y los señores dictadores. América Latina narra su historia (Debate, 2021) se propone
una tarea con la que más de uno de quienes estudiamos a América Latina hemos
fantaseado: la idea de contar la historia de la región a través de la
literatura de la misma. Y Strausfeld consigue una obra entretenida, informada y
sintética que logra, sobre todo para el lector europeo, dar un panorama de lo
que es el objeto de estudio que denominamos a partir de esa delimitación que la
Francia napoléonica estableció para los países americanos que no pertenecían al
ámbito anglosajón.
La
autora comienza su periplo histórico-literario con la Conquista europea y los
caballeros (anacrónicamente) medievales que consiguieron tal hazaña. Es sobresaliente
la nómina de obras y autores que menciona como referentes de ese acto inaugural
del Nuevo Mundo, así como los tratamientos que sobre el tema se han hecho. La estructura
del libro es coherente y se constituye por un somero recuento histórico,
descriptivo y general, que no subvierte los relatos hegemónicos acerca de los
procesos vividos en nuestros países; después recupera la nómina de algunas
obras literarias que han abordado cada uno de los periodos históricos en
particular; y, como entremeses a cada una de esos recuentos, la crónica sobre
el encuentro de la autora con los nombres de los autores cuyas obras describe
(García Márquez, Cortázar, Isabel Allende, Elena Poniatowska, Paz, entre
otros).
Es
un libro muy amable con el lector, con un tono accesible para quien se acerca
sin la pretensión del especialista a este tipo de temas, bullente de anécdotas
personales y pequeñas historias que dibujan el carácter de aquellos autores
incluidos en la memoria y aprecio de la autora. Es interesante, por ejemplo,
descubrir la valoración y la interpretación de Isabel Allende, a quien considera
mucho más que una imitadora del estilo de García Márquez y que anima,
sinceramente, a la revaloración de la obra de la chilena, más allá de su
biografía y de lo que la crítica ha afirmado sobre varios de sus libros.
Se
nota en el libro un trabajo que fue fraguado durante toda una vida, que no es
producto de una ocurrencia o de un proyecto necesario de presentar a la
editorial para salvar el año en términos de producción literaria. Los textos en
los cuales se basa Strausfeld reflejan una tarea consciente y consistente a lo
largo de su vida. Además de una pasión que se refleja en los párrafos que entrega,
quizás, como legado de esa vida de estudio y simpatía por los temas
latinoamericanos.
De
manera personal, lo más rescatable del texto es el acercamiento a una bibliografía
básica acerca de la literatura brasileña, esa manifestación desconocida por la
mayoría de los lectores hispanohablantes, pero que tiene una vitalidad y una
importancia fundamental para la construcción de la idea de lo latinoamericano
desde fuera. Y, otro de los aciertos, es la inclusión de una bibliografía extensa
que debería ser de referencia para cualquier persona que se interesa por América
Latina como objeto de estudio; en esa lista de fuentes consultadas y referidas
hay un curso completo de literatura latinoamericana que implica una dedicación
de varios años para cubrirlo, pero que se adivina fascinante.
Algo
que podríamos anotar como desventaja del volumen es ajeno a los objetivos y
posibilidades humanas de la autora: por un lado, la parcialidad con respecto del
corpus elegido, en donde los títulos que tienen traducciones al alemán
son los que predominan, y en donde la literatura del boom no deja de ser
un fantasma omnipresente; por otro, la
falta de referentes contemporáneos con respecto de lo producido en nuestros
días en los diversos países latinoamericanos, más allá de la nómina de
representados por las diversas agencias literarias y los apadrinados por algún tótem
cultural, la muestra de lo que hoy representa lo latinoamericano desde América Latina
es incompleta. No hay mención alguna, por ejemplo, de las manifestaciones que
la fantasía en sus diversas facetas (medieval, ciencia ficción, imaginación)
tienen en la actualidad o de la manera en como los subgéneros (más allá de la literatura
negra, de la cual los alemanes son voraces consumidores) están modificando el
mapa de referencia del canon de lo que se lee desde el interior del propio
continente. Esto último se debe, quizás, a la deriva realista-histórica que
pretende el volumen (aunque la presencia tremenda de Borges lo cuestione).
En
conclusión, es un excelente libro que permite asomarnos al canon que la
tradición europea (eso que se sigue llamando “literatura universal”) ha
construido para entender y asomarse a los países latinoamericanos; es una
visión sintética, práctica y útil de los procesos más representativos de la
historia de nuestro continente; y, en última instancia, es una obra que no
permitirá al lector abandonar su lectura, merced la experiencia que la autora
ha vertido como editora de muchos éxitos de ventas en su propio país.
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