Isaac Asimov es uno
de los autores más multifacéticos que han existido. Escritor de
culto asociado a la ciencia ficción y uno de los grandes difusores
de la ciencia, Asimov tiene un lugar reservado dentro de la historia
de la cultura occidental. Debemos considerar a varias de las obras de
este autor como ejemplos de pedagogía para legos. Escritos en un
lenguaje accesible y buscando la manera de construir sus exposiciones
de la manera más clara posible, consigue explicar cuestiones
asociadas a los dinosaurios, la química, la física cuántica, los
cometas, la historia de Europa, la historia de la ciencia ficción,
entre muchos de los tópicos que sus obras abordan.
En Cómo
descubrimos los números, nos
lleva por un viaje en el tiempo hasta los albores de la historia del
hombre. Aquellos primeros tiempos en los cuales se tuvo que resolver
la cuestión de aprender a contar. En unas cuantas páginas, el autor
de las leyes de la robótica, consigue que cualquiera que sepa leer
se introduzca en la historia de las matemáticas más básicas que se
conocen, las nociones de los números que utilizamos a diario.
De
tal manera pasamos de las praderas prehistóricas a las tierras
egipcias, de ahí a los puertos fenicios, después a los caminos
empedrados de los romanos, volando mentalmente llegamos a los ríos
sagrados de la India y, de ahí, a los desiertos infinitos de Arabia.
En cada una de esas escalas vamos reconstruyendo la manera en cómo
le hemos dado sentido a lo que hoy es una de las ciencias más útiles
y más incomprendidas de la historia: las matemáticas.
Vemos,
a través de estas páginas, cómo la obsesión por los números
decimales se fundamenta en que ésta fue la cantidad de elementos que
significaban a la primera herramienta que tuvimos para contar: los
dedos de las manos. Aunque después descubrimos que era más útil
recurrir al doce, porque éste tenía más divisores y permitía
establecer conjuntos fraccionarios de objetos. De ahí viene la
docena de huevos, por ejemplo. Y de esa docena, se proyectó la
utilidad de un sistema de conteo sexagesimal, en donde el número 60
contenía las ventajas del 12 y planteaba nuevas soluciones. De tal
proyección heredamos los conteos de los segundos en los minutos y de
los minutos en las horas.
Acerca
de la manera en cómo representamos estos números, siempre había
tenido la idea de que éstos surgieron en Arabia, de
hecho se les denomina “números arábigos”, y no es así: los
signos provienen de la India, y fueron los árabes quienes
descubrieron las enormes ventajas de utilizar esos signos para
desarrollar la aritmética y otras áreas de las matemáticas. Se
menciona la historia del número cero (donde no aparecen los mayas) y
la forma en cómo esa historia que comenzó en una pradera
prehistórica se extiende el día de hoy hasta la computadora en la
cual lees esto.
Un
libro intelectualmente estimulante que pueden leer gratis si le dan
clic a la imagen de aquí abajo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario