Buceando entre cosas revueltas a las que intento poner orden, ayer me encontré unos apuntes del libro de Ricardo Piglia, La ciudad ausente, que bien a bien no sé con qué intención los hice o qué estaba buscando. Los subrayados-anotados son así, como un I Ching en construcción personal y perpetua: todo tiene un nuevo significado cuando lo volvemos a leer, y cuando el azar los vuelve a colocar frente a nosotros. Dejo acá algunas de las frases, igual y a alguien le funciona de horóscopo provisional.
Los gauchos hablan en verso y los obreros son tartamudos.Ricardo Piglia, La ciudad ausente, Barcelona, Anagrama, 2003.
Sería mejor que el relato saliera directo, el narrador debe estar siempre presente.
Los Aquenó: ¿que son? Son aquellos aparatos a cuyo funcionamiento precede siempre una expectativa incrédula.
Parecía un sueño. Pero los sueños eran [son] relatos falsos.
[...] y que nunca sonreía, quizá porque conocía el futuro.
[...] pensó que la música era un modelo abstracto del orden del mundo.
Narrar era darle vida auna estatua, hacer vivir a quien tiene miedo de vivir.
El poder político es siempre criminal.
Ver televisión es leer el pensamiento de millones de personas.
Era eterna y era desdichada. (No hay una cosa sin la otra).
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