Acá un post del buen Ruy Feben en el que reflexiona sobre las aristas de la llamada ley antitabaco, que fue la causante, por ejemplo, de que ayer nos sacaran de un restaurante al sur de la ciudad al puto frío de las once de la noche, a pesar de que no había nadie sentado en las mesas del interior del local. En fin. El autor es el rockstar que aparece a la cabeza de esta entrada.
quejumbroso no.1: no soy un ciudadano de segunda
Empecemos con la referencia fácil y ñoña. Decía Carlos Monsiváis (seh: a mí sí me cae bien) que, de no ser por la tele, los delincuentes no sabrían de la existencia del crimen. Yo celebro esa frase. Hace muchos años, las mamás dejaban que sus hijos, tranquilamente, comieran tierra y gusanos hechos en tarta; desde los anuncios de Milo y la enajenación de los Power Rangers, las madres van de psicólogo en psicólogo buscando la mejor cura para el ADD, o buscan psíquicos capaces de controlar lo índigo de sus infantiles auras. En fin: nuestro mundo, cuan más civilizado, se vuelve más idiota. ¿A quién se le hubiese ocurrido en el siglo XVI taparse la boca a la hora de estornudar? A nadie. Los nombres que les ponemos a las cosas determinan su consecuencia. Me explico: no es lo mismo un loco que un enfermo, aunque ambas palabras se refieran a la misma persona. Las connotaciones son diametralmente opuestas. Y nosotros, normalmente, estamos en
medio, hechos bolas, sin saber que ninguna de las dos cosas es cierta. Bien.
Yo fumo. Mucho. Bueno, no tanto: hace dos o tres años, estaba en la media; hoy soy un fumador de la categoría “no, es que tú sí fumas un montón”. En realidad fumo en la misma cantidad. Es más: antes fumaba más, o, por lo menos, en más lugares. Fumaba cuando me venía la gana. Nunca jamás vi una cara de incomodidad a mi alrededor. Cuando la hubo (cosa que, insisto, fue nunca; lo que hubo fue frontales peticiones de apagar mi tabaco), retiré mi cigarrillo. Era respetuoso fumador, y nadie salía afectado por ello. Sin embargo, diez años después, apenas
me he convertido en Fumador®. Y eso, en este mundo, me convierte en un ciudadano de segunda.
Tenemos una nueva ley que me prohíbe fumar. Huelga decir que entiendo la lógica. Entiendo que el humo mata (más- a- los- que- no- fuman- que- a- los- que- sí), entiendo que es incómodo, entiendo que el cigarro es malo para la salud. Entiendo que está bien que las áreas estén divididas para que cada quien se muera de lo que mejor prefiera. Entiendo que mi derecho de fumar termina donde empieza el tuyo de respirar. Toda la lógica la entiendo muy bien.
Pero, igual, creo que esta ley es una auténtica mamada. Y antes de las avalanchas de comentarios tachándome de retrógrada, intolerante, asesino, van mis argumentos.
1. Lo de las áreas divididas físicamente está bien. Insisto: que cada quien sea libre de morir de lo que mejor le convenga. Sin embargo, creo que hay límites. En las nuevas “áreas de fumar” (no sé por qué no les han llamado “lounges de la vergüenza” o algo así) no pueden entrar los no fumadores. Ni aunque quieran. Me refiero: ¿qué pasa si hay un no fumador a quien no le
molesta ni el humo ni la idea de morir por ser fumador pasivo (los hay)? De nuevo: que cada quien sea libre de morir de lo que le convenga.
2. Durante años nadie se quejó. Todos asumieron que el tabaco era otro peligro de la vida (como el tráfico, el smog y los cisticercos). Sin embargo, se volvió de pronto motivo de alerta nacional. Como el aborto. Como el narco. Como los bombazos en el DF. Como si todo esto fuera igual y pudiera ponerse al mismo nivel.
3. Ya sé: el argumento es que, a diferencia de cualquier otra adicción, el tabaco afecta a los que están a lado de uno. Incluso, si se ven las cifras, el argumento resulta lógico: cada año, hay sólo 100 mil muertes por alcohol, que, comparadas con las 5.4 millones de defunciones relacionadas con el tabaco parecen nimias. Ajá. La cosa es que el alcohol (a diferencia del tabaco) provoca
accidentes; provoca enfermedades mentales; provoca traumas de por vida a hijos golpeados por borrachotes; provoca la pérdida de la conciencia y, en determinado momento, hasta de la razón.
4. Sin embargo, el alcoholismo está considerado una enfermedad, como el SIDA o la drogadicción o el cáncer. Por eso igual hay AA que CRIT’s. El tabaquismo no; el tabaquismo, en este mundo, es una lacra. Eso a pesar de las campañas de Phillip Morris, a pesar de Alberto Vázquez, y los Beatles, y Cantinflas. De un día para otro, los fumadores nos hemos convertido en un peligro para la sociedad… como los secuestradores y los asaltantes.
5. ¿Cuál es el problema? Concretamente uno, que es el mismo del maltrato familiar y del narco. Las adicciones en este país son tratadas como problema de seguridad, cuando en realidad son problemas de salud. No habría narcos si no hubiese adictos; no habría padres golpeadores si hubiera buenos tratamientos psicológicos y buenas medidas contra el abuso del alcohol. No habría necesidad de aislar a los fumadores si esto e convirtiera en un problema de salud y no de
guerrilla urbana.
Supongo que lo peor de todo es que cada vez se nos ve peor. La señora ya no se acuerda del día que me percaté de que el humo le incomodaba y apagué mi cigarrillo; ahora sólo se fija en que estoy encendiendo uno en un lugar donde no debería. No soy un ciudadano de segunda, ni siquiera un adicto (aunque esto último sí lo sea). Pero eso no importa: la tele (y la otra
ciudadanía, la ceguetas) ya me dictó sentencia.
1 comentario:
Empiezo aclarando la situación. Soy un no fumador absoluto. Ni mis padres, ni mi esposa, ni yo, ni mis hijos, hemos fumado un cigarro en nuestras vidas. Cero. 0. Nessuno.
Soy anarquista. Pocas cosas me enojan más que un gobierno que crea tiene el derecho de decirle a sus ciudadanos como vivir sus vidas. Me molesta sobremanera que me traten como idiota incapaz de decidir por mi mismo.
Ya con ello, procedo a comentar.
No por ser fumadores son ciudadanos de segunda. De hecho, en este país, TODOS somos ciudadanos de segunda. No se sientan discriminados por fumar, aunque no fumaran los discriminarían por igual.
Sin embargo difiero respecto a que nuestro mundo "en cuanto mas civilizado, mas idiota". Hay habido grandes avances en la ciencia y cultura. La sanidad ha sido uno de los más importantes. Hace 200 años los doctores se lavaban las manos DESPUÉS de realizar las operaciones. Ahora sabemos que taparse la boca al estornudar es una excelente idea, con tal de contagiar al menos número de congéneres posibles. Y sabemos que fumar MATA. No hay que reducir ese enunciado. El vicio de fumar tabaco es MORTAL.
Pero aquí hay otros dos puntos. Cada ciudadano tiene el derecho de matarse como le de la gana. ¿Alcohol? ¿Tabaco? ¿Cocaína? Lo que se le ofrezca. Es su vida, su cuerpo, su responsabilidad.
Y por otro lado: NO HAY EVIDENCIA CIENTÍFICA DE QUE EL HUMO "DE SEGUNDA MANO" (o "fumadores pasivos" o como le quieran decir) CAUSE MAYORES RIESGOS A LA SALUD QUE EL VIVIR EN UNA CIUDAD CONTAMINADA. Si, como lo leen, la idea que me va a dar cáncer porque el burro junto a mi esta fumando es una leyenda urbana. Ciertamente no me hace un bien, ni coopera para mi bienestar físico (y en muchos casos es molesto) pero no encierra un riesgo demostrable a mi salud.
El tabaco mata al que lo fuma, no a los vecinos.
Si alguien duda de mi afirmación de que el tabaco no mata "de segunda mano", por favor ponga la referencia al estudio donde se demuestre lo contrario. Vamos, sin pena. NO LO HAY.
Y no me vengan con "chismes", "anécdotas", o papeles escritos por políticos o activistas que aseveran algo sin tener evidencia.
Yo he trabajado con muchas personas que fuman mucho. No dejo de fregarlos con que dejen de fumar, pero no por mi bienestar, sino por el de ellos.
A mi, en lo personal, no me molesta que la gente fume. Solo me entristece el verlos pagar buen dinero por una muerte lenta y dolorosa.
¿Áreas divididas? ¿Qué somos, nazis? ¿Racistas? ¿Que sigue, los sidosos en las orillas? ¿Los catarrientos en un ghetto?
¿Cómo van a lidiar las fondas con el hecho de que deben dividir en dos un local de 4 metros de ancho?
Lo único que me conforta es el hecho de que esa ley es no-nata. Es letra muerta. Es impracticable. Como muchas otras leyes antes de esta, son ocurrencias para el anecdotario nacional. Malos chistes cortesía de nuestros legisladores.
No es una ley para aplicar, sino una ley para morder. Para extorsionar, para "perdonar" por su buena voluntad.
Cómo dijo Tácito: "Cuando la república es más corrupta las leyes son más numerosas".
Señores, vivimos en una república extremadamente corrupta.
Y efectivamente, hay muchos problemas mucho más graves que el consumo del tabaco. Lástima que nuestros sucios e ignorantes gobernantes no puedan pasar de sus nimiedades y tratar de trabajar, en vez de robar.
El fundamento de la vida en sociedad es la tolerancia. Ser capaz de ver mas allá de mis gustos y razones y respetar a los demás, aun si están equivocados o si me causan molestias menores. La Tolerancia es el valor que debemos anteponer en este caso.
PS. ¡Ya no fumes!
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