¿De qué debe estar hecho un relato infantil? De todo lo que los niños viven o podrían vivir. No invadir, no ocultar. Esto incluye las pesadillas, y las ilusiones.
Pero de todo eso, sólo lo que podamos contar con verdad, siendo verdaderos.
Geneviève Patte, una prestigiosa bibliotecaria francesa, me dijo una vez: cuando un adulto le lee a un niño, lo primero que éste “oye” es si es de verdad; es decir: si ese adulto cree en eso que hace; y luego: si cree en eso que lee.
En este caso “creer” no significa que uno acepte que un ser de fantasía vuela, sino si uno se conmueve o entusiasma con eso. Si es así, el niño entiende que uno cree en eso que lee, y que hay verdad en ese momento.
Eso que capta es fundamental para que le asigne un valor u otro a ese rato, a lo que le comparten y también a su contenido.
Luis Pescetti
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