jueves, julio 20, 2006

La llamada


Hemos oscurecido muy pronto
y ya no distinguimos
el color de los ojos frente a frente...
José Vicente Anaya

Suelo hallar consuelo en las cosas simples. Un cigarrillo sin filtro o un café con dos de azúcar muchas veces bastan para hacerme sentir a mano con la humanidad. Las cosas complicadas no me van. Es como intentar cambiar el mundo sentado cómodamente en un sillón forrado de terciopelo mientras fumo un habano y escupo cuanta estupidez me viene a la mente. O algo más complicado, como tratar de entender el camino de las estrellas y la órbita de los planetas que giran a su alrededor, cuando lo más simple reside tan sólo en el placer que obtengo de mirarlas. Las cosas simples no lastiman a nadie y son tan útiles como cualquier descubrimiento médico. Me gusta ser un cínico aunque la declaración suene a vanidad, me encanta echarme de pedos y llamar a las cosas por su nombre, coger es coger y la palabra obscenidad a chingar a su madre.

Pero mis padres no lo entienden así, me miran desde la plataforma incólume de sus gafas de carey y me preguntan las cosas que menos les importan, como porqué los hoyos en los pantalones o el cabello alborotado. En ese momento solo sonrío y prefiero callar a aumentar los índices de violencia en este país. Como si no supiera que ellos bien que le metieron a la mota y a las pastas, todos andrajosos de huaraches y greñas a la Janis y a la Lennon. El futuro se los comió y la revolución se cagó en los pantalones. Ahora creen que lo verdaderamente revolucionario es viajar por Internet y comprarse un Jeep. Pobres de mis padres, anclados en la miseria mas indeseable, en la risa más renuente, en la vanidad mamona de las corbatas de seda y las mascadas Totalmente Palacio, en sus comentarios dizque ‘irónicos’ de intelectuales estreñidos por el tiempo y el fracaso: “¡hay que mono el guerrillero con su pasamontañas, como que le da una personalidad enigmática! ¡Pero que mal gusto el de sus “ayudantes” con sus paliacates como de asaltantes de caminos en película de Mario Almada!”, y luego su risita apantallapendejos que amerita por supuesto el choque de vasos de vidrio cortado llenos de Chivas Regall. Así se pasan la vida, burlándose de sus sueños, comiéndose las uñas coronadas de sudor de manicurista, lavándose el culo en el agua de la alberca techada, tratando de endurecer los músculos que a fuerza de vacío comienzan a colgar. Y se burlan de sí mismos y se compadecen hasta el hartazgo, recuerdan sus días de activistas y repiten en voz alta: “no entiendo como fui capaz de hacer eso”, y la pinche conciencia adormilada les trata de explicar que son cosas de la edad y entonces parecen santiguarse al echarse encima los trescientos miligramos diarios de loción francesa de importación. Pobres de mis padres, tan dados a la caridad, tan espléndidos en las subastas a beneficio de la causa menos apropiada o más publicitada, “un Tamayo para los futbolistas de la Selección Nacional y su Centro de Capacitación, un Rivera para la campaña contra el uso de las drogas, un Cuevas para los damnificados de la banca, una paraestatal para los millonarios huérfanos de Forbes, ¡el Teletón, el Teletón!”, y se dejan fotografiar mientras piensan en el valor que la obra adquirida tendrá dentro de veinte años, los pendejos no saben que las obras donadas para la beneficencia no son más que la basura estética rescatada de los estudios y talleres que no valen ni la pintura que llevan, literalmente, embarrada.

Los que hasta aquí han llegado (si es que en este momento no están telefoneando a alguna institución defensora de las buenas costumbres) pensarán que yo no amo a mis padres y siento decirles que están en un gran error, precisamente en este momento estoy devanándome los sesos buscando la mejor manera de hacer las cosas. Espero una llamada importante. Un mensaje de vida o muerte sin metáfora incluida. Espero la llamada de los secuestradores de mis padres. Así es, y disculpen el llanto ausente en mi mirada y los sollozos moquientos que se supone debería estar dando, pero prefiero pensar bien las cosas antes de tomar una decisión pues el amor filial (que existe sin duda) se contrapone a las soluciones prácticas de los problemas que mis padres me han venido inculcando a lo largo de mi vida. Recuerdo, en este momento en que peso en la balanza de la conveniencia las soluciones posibles, la original forma en que mis padres me demostraron su amor, al principio (esto que sigue sólo lo supongo en tanto la memoria prenatal no constituye una realidad tajante) no me querían, y esto es absolutamente justificable, llegué en el momento en que mi madre pensaba concursar para Señorita México y mi padre era el favorito a ganar el campeonato nacional de tenis, un momento que hubiera cambiado por completo sus aspiraciones si no me hubiera interpuesto en su camino, de principio mi madre ya no podría concursar para Señorita (por obvias y sobreentendidas razones) y mi padre estaría muy ocupado convenciendo a mi abuelo de que él era útil para un puesto importante en su compañía. Las cosas salieron bien, mi madre se casó de blanco y a mi padre lo hicieron vicepresidente de la Mexican Pulque & Tequila Co., en donde por varios años pudo financiar su alcoholismo crónico. Mi nacimiento fue todo un acontecimiento y de lo que más me acuerdo es de la decoración de mi cuarto, los primeros años el retrato del Ché y la bandera de Cuba fueron el motivo principal de las paredes para dos años después dar paso a los cuadros de Andy Warhol, los carteles de las películas de Kubrick y Francis Ford Coppola, los horribles posters de los Bee Gees, para y terminando los setenta, los gigantescos murales con momentos inolvidables de Bambi y Pinocho. Después todo fue internados y psicoanalistas por lo que mi vida se convirtió en una horrible y odiosa rutina. Es por eso que ahora pongo todo en la balanza, ellos me han dicho repetidas veces que no malgaste el dinero, que lo que vaya a sacar del bolsillo se convierta en una buena inversión, “los medios son prescindibles lo importante es el fin” repite mi padre cada vez que estoy en su presencia y ahora me pregunto ¿realmente tiene importancia que mis padres sigan con vida cuando lo único que han hecho a lo largo de ésta es quejarse por no haber podido realizar lo que siempre anhelaron? ¿Qué derecho tengo yo a despojarlos de lo que en este momento ha de representar para ellos una aventura jamás soñada en sus cabecitas de seres humanos fracasados? ¿Realmente estarán secuestrados o sólo me mortifican para vengarse de mí por haber llegado en un momento inapropiado? ¿Tendré que esperar que los secuestradores (si existen) me manden un dedo? ¿El dedo que me manden será realmente de alguno de mis padres? ¿Qué tan infalibles son las huellas digitales? ¿Debo pagar el rescate o avisar a la policía?. Las dudas, como a Otelo, me abruman. Debo pensar, reconstruir todo lo que pasó a fin de poder tomar la decisión correcta.

¿Cómo ocurrió el secuestro?. Todos los periódicos hablaron de él.

“FAMOSA PAREJA DE MILLONARIOS FUERON SECUESTRADOS AYER POR LA TARDE
(NOTIRES): El día de ayer aproximadamente a las veinte horas fueron secuestrados los cuerpos con vida de la señora Rosalina Ortiz Carcaña y del señor esposo de ésta y vicepresidente en el retiro de la Mexican Pulque & Tequila Co., don Diego Costilla de San Simón Libre. Los actos ocurrieron a las ocho de la noche en una céntrica avenida en el centro de la ciudad. A pesar de que la noticia ha sido confirmada por el hijo único de estos padres, la policía, tanto federal como local no ha implementado ninguna acción dirigida a detener a los delincuentes, argumentan que los servicios de impartición de justicia deben de ser iguales para todos los ciudadanos, sean éstos pobres o millonarios, y que los dos deberán de esperar pacientemente la acción de la justicia.

Según testigos presenciales que estuvieron en el lugar de los hechos en el momento en que la acción descrita se llevó a cabo, los millonarios fueron sacados de su camioneta Suburban a la fuerza por unos individuos desconocidos que llevaban medias sobre el rostro, los amagaron con armas de fuego y los obligaron a subir a un taxi sin placas que tenía las puertas abiertas a punta de pistola y palabras altisonantes (la naturaleza de estas palabras nos impiden su publicación).

Los rumores acerca del origen del atentado varían en su justificación, muchos hablan de una venganza de un enamorado de la señora que en los años sesenta estuvo a punto de casarse cuando el ahora secuestrado se casó con la arriba mencionada; otros aluden el hecho al reciente interés político del millonario cuando se acercan las elecciones federales (parece que su cercanía con el mejor amigo del secretario particular del coordinador titular de asesores de la Secretaría de Minas y Monumentos Novohispanos levantaron esta versión); otros dicen que es un ardid publicitario de la compañía licorera para la nueva temporada y los más afirman que se trata de un verdadero secuestro llevado a cabo por la banda que en los últimos tiempos ha asolado a toda el área metropolitana por la importancia de las personas secuestradas y la crueldad de sus métodos.

La voracidad de estas fieras parece no tener fin, por eso es que le pedimos al señor presidente que nos alivie del peligro que constituyen estas hienas sanguinarias y atrofiadas del cerebro, sanguijuelas nacidas del más impuro estiércol que pueda dar el animal más inmundo, causantes de la inestabilidad social y económica que actualmente vive el país, ahuyentadores del más inocente afán inversionista en nuestro país y culpables directos de los asesinatos políticos y de la aparición de guerrillas en este país en el que la paz social está asegurada por la administración responsable y ética de nuestros gobernantes. Es por eso que señor presidente, Lic.
· Pasa a la 335-A”


Así es como ocurrieron los hechos y aquí estoy tratando de saber que será lo correcto y lo conducente. La cantidad que me piden representa la mitad de nuestros bienes, deshacerme de ellos significaría para mi padre un enorme disgusto y yo creo que la mejor manera de morir para cualquier hombre es la de seguir viviendo gracias a ser consecuente con una filosofía de vida, si mi padre supiera que he traicionado sus principios sólo por salvar su vida sería un hombre decepcionado para siempre. Mi madre por su lado nunca ha demostrado un especial interés por seguir viviendo, se pasa gritando que tal vez las cosas irían mejor si ella estuviera muerta, no tiene caso contrariarla.

Creo que la decisión está tomada, solo falta esperar la llamada y encontrar las palabras adecuadas para explicar mi decisión, debe ser algo simple, no hay razón para complicarse la vida. Una frase consistente que no deje lugar a dudas, algo como “puedes meterte tus amenazas por el culo” o “en realidad me importa una mierda lo que le pase a ese par de pendejos”. No deben de tardar en llamar. Debo estar alerta, como dice mi padre “cuando hay que cerrar un negocio lo mejor es estar atento y cuidarte las espaldas”.Sin embargo, me asaltan los remordimientos. Me pregunto si no estaré llevando a cabo una revancha personal, si acaso el comentario de mi padre de que estaría mejor en una institución psiquiátrica llegó realmente a molestarme. Aunque es verdad que me aterra pensar en esas paredes blancas que sudan por todos lados, a esas superficies sin vida, lisas y selladas herméticamente, creo que no sería capaz de condenar a mi padre sólo por haber pretendido que pasara el resto de mi vida en un hospital para retrasados mentales y locos de remate. Yo estaría fuera de lugar, sería como la aguja del pajar o el hoyo negro de nuestro descontento, raro, realmente raro. No, definitivamente estoy haciendo lo correcto, no debería de culparme por algo que está bien hecho. ¿Quién soy yo para contrariar al destino?. No tardan, ya escucho venir su voz por los alambres, sí ya los veo, buscar mi número entre sus ropas y marcar uno a uno los dígitos en un teléfono antiguo de disco anaranjado. En un rincón están mis padres, ¡los puedo ver! No están asustados, están contentos y me miran diciéndome que lo que hago es lo correcto, ¡gracias! ¡gracias! Sabían que no les fallaría. La llamada ya viene, la escucho, los labios del raptor se mueven lentamente, se parece a ese animador de la tele que dice poemas para impresionar a los idiotas. Ya vienen, escucho las palabras reptar entre los postes, ya casi están aquí. Terminaré pronto con esto, de hecho hicieron perfectamente su trabajo, no en balde los escogí yo mismo. Les diré que el trato se deshace y que no cuenten conmigo, que si los quieren matar no importa, que al fin todos morimos algún día. Estos idiotas tardan en llamar, tendré que ir a mi consulta sin hablar con ellos, ¡Dios, cómo se complican la vida siendo todo tan simple! Esperaré otro rato, tal vez los ha capturado la policía y mis padres estén llorando al saber que su hijo lo planeó todo. Esa maldita llamada que no llega. Voy a tranquilizarme, prepararé un café con dos de azúcar y prenderé un cigarro, tal vez a esta hora esté el gordo de los poemas para idiotas en la televisión, sí, eso haré, las cosas simples siempre me traen consuelo.




2 comentarios:

Neónidas: dijo...

FABULOSO COMPAÑERO CIBERNAUTA. ENTONCES ES USTED UN HEREDERO INCUESTIONABLE DE LA ESCUELA DE DIOGENES Y DEL BUEN MASTURBADOR DE ANTISTENES...
PD. DISCULPENOS POR EL ARROGANTE GUIÑO ERUDITO. DEBERIAMOS INAGURAR UNA ESPECIE DE TEMPLO NEOCLÁSICO QUE SE LLAMARA "MASTUBATORIUM" Y LANZARNOS AL MERCADO CON UN GROTESCO REALITY SHOW DE ONANISTAS EMPEDERNIDOS... Hablando de placeres sencillos.

Anónimo dijo...

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